CAPÍTULO 34

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POV DIANE

Después de lo ocurrido aquella noche, Selene cambió radicalmente en los últimos días.

No solo volvió a dormir conmigo, sino que también me acompañó todas las madrugadas cuando me despertaba con náuseas o mareos y me traía el desayuno a la cama. Me ayudaba a cargar cosas casi insignificantes como los libros que leía, incluso había pedido una cita al médico, para que me recetasen pastillas para los efectos secundarios del embarazo.

Hablando del embarazo, no solo tenía náuseas y mareos, sino que también una bipolaridad enorme, de las que podía estar riéndome y luego llorando a la vez. Era horrible, ya que tanto Alexandra y Max se burlaban a mi costa.

Me encontraba viendo una película de romance de esas que solo soportas cuando tienes la regla o en mi caso cuando estás embarazada, y que normalmente acaban mal.

Esta no era la excepción y estaba llorando como una magdalena con las sábanas hasta la cabeza y unos pañuelos desperdigados por la cama, cuando Selene entró en la habitación.

–Al final murió ¿No? –saludó, divertida, mientras se sentaba a mi lado. Yo asiento y apoyo mi cabeza en su pecho. Ella me acarició suavemente en el hombro conteniendo la risa.

–No hace gracia. –dije acurrucándome más.

–Yo no he dicho nada. –negó con la voz entre cortada intentando no reír y las manos en alto, en señal de rendición. Levanté la cabeza y miré con el ceño fruncido, estaba más feliz que de costumbre. –¿Estás bien?

–¿Desde cuándo hemos cambiado roles? —interrogué con el ceño fruncido.

Selene me miró estupefacta.

–¿A qué te refieres con cambiar roles?

–Pues que tú siempre eres la que está de un humor de perros, no yo.

–Estamos embarazadas.

Vale, creo que la iba a matar si se había acostado con otro y me había dejado embarazada para nada.

–¿Embarazada, tú? –espeté con furia señalándola con el dedo índice.

–Sufro de un embarazo psicológico.

La miré con los ojos entrecerrados, no hacía gracia. Algo olía mal. Estaba demasiado feliz.

<<Le han absorbido los ovnis maternales>>.

–¿Te han absorbido ovnis maternales? –pregunté entrecerrando los ojos.

No entendía nada.

–El don que tienes de especular teorías alocadas alcanza niveles superiores a mi entendimiento, mi Sladkaya Diana. –dijo muy seria. Ha vuelto a su estado normal. No es el fin del mundo. –Vístete, nos vamos.

–¿A dónde?

–A Narnia. –mi cara debió de ser un poema, ya que soltó una carcajada y depositó un beso ruidoso en mi mejilla. Nunca la había escuchado reírse de verdad y sin la arrogancia de siempre y la verdad es que me encantó. Debería hacerlo a menudo. –A la calle. Apúrate.

<<El fin del mundo se acerca>>.

Me dejó cambiarme, y cuando terminé, bajé las escaleras encontrándome a Selene en la entrada hablando con Max y revolviendo su pelo, haciendo que la pequeña se enfurruñase.

Al parecer, yo no era la única con un humor de perros. Luego el sirviente le colocó el abrigo a Selene y esta lo agradeció.

Vale, esto es muy raro.

TATUAJES DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora