CAPÍTULO 41

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NOTA: Siento haber tardado en actualizar. Estoy de exámenes y se me ha hecho imposible escribir. Debido a que la historia está teniendo mucho apoyo tanto en comentarios como en votos y lecturas, he decidido hacer un mini maratón de tres capítulos. Ahora sí. Disfruten. 

❤MARATON 1/3❤

POV DIANE

Selene le explicó todo lo ocurrido a mi padre. Como supuse este encuentro había sido planeado con antelación por Selene y que la única condición que tenía para que mi padre me viera sana y salva, es que fuese solo.

No quería saber qué hubiera pasado conmigo si hubiese venido con su escuadrón de élite.

–¿Sana y salva es estar embarazada contra su voluntad? –preguntó incrédulo.

–Han sido... daños colaterales. –replicó Selene con su sonrisa arrogante, qué al estar más cerca y al haber pasado más tiempo con ella, me di cuenta de que era una fachada para difundir respeto y miedo.

–Tom fue el primero en avisarme que te habían secuestrado. Ha estado como loco buscándote. –dijo mi padre cambiando de tema y yo solo pude asentir con la cabeza baja.

Si hablaba en cualquier momento me quebraría.

–Pues que siga buscando lejos de Aileon City, tal vez en un sitio más soleado ¿Qué tal Colombia? –ordenó Selene.

–Creo que tienen derecho a...

–No. –le cortó Selene. –No tienen derecho a nada. Bastante que te he dejado venir aquí sabiendo lo peligroso que es.

Iba a replicar, pero decidí callarme. La cuerda estaba demasiado tensa, como para seguir tirando.

–¿Qué es? –preguntó mi padre, cambiando de tema y con una sonrisa, acariciando mi abultado vientre.

–Niño. –contestó Selene tajante.

–Se llamará Attius. –respondí.

–Attius. –repitió mi padre para luego sonreír –va a ser un niño fuerte, como su madre.

–¿Cuál de las dos? –preguntó Selene cínicamente y con la más falsa de sus sonrisas.

Y luego soy yo la que va a matarla.

–Eso ya se verá. –contestó mi padre.

Troya en llamas no era nada en comparación con Selene y mi padre sosteniéndose una mirada asesina.

Vamos a morir.

<<Concuerdo>>.

–¿Podré ver a mi nieto cuando nazca?

–Ya veremos. –replicó Selene. –Ya has visto a Diane, creo que es hora de irnos.

–¡NO! –chillé y Selene me miró con llamas en sus ojos. Tragué seco. Desobedecerla en público una de las reglas que jamás debían romperse. Me di una patada mental en la cara. Iba a tenerla cruda al llegar. –E-es decir, tú misma lo has dicho, no sabemos cuándo volveré a verle y una hora más no va a matar a nadie, ¿no?

Por favor, por favor.

–Diane, no te preocupes ya habrá otro moment...

–Tenéis treinta minutos.

¡Sí!

Me acerqué a mi padre y empezamos a caminar con Selene detrás, quien no despegaba la mirada de nosotros.

TATUAJES DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora