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Buenos días.

Las orcas bebés aprenden sus técnicas de su madre y abuela. Por algo, se les conoce como la "gran matriarca del mar".

Bien, yo no podía recurrir a mi madre y a mi abuela porque son las dos mujeres en las que más confío en el mundo y entonces, aproveché a mi hermano Thomas.

Había llegado bastante tarde pero yo temía por mí. Sabía que estaba agotado, en especial porque estuvo toda la noche en el baile, pero necesitaba sentirme bien, protegido.

— Thomas. — lo llamé. Thomas soltó un ruido, dando a entender que me escuchaba — ¿Puedo dormir contigo?

Thomas respiró profundo y volteó hacia mí. Estaba bastante adormilado.

— Tienes quince años, Craig. Además, mañana tengo que estudiar.

— Por favor. — supliqué — eres la única persona en la que confío.

Mis ojos se veían tan asustados que mi hermano acabó por darme un lugar en la cama. La mayoría del espacio lo ocupaba él y es por su sobrepeso. En mi caso, yo era muy flaco y entraba fácilmente.

— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no fuiste al baile? — me preguntó Thomas en un susurro. No supe que responder, así que me lo inventé.

— Me dolía el vientre. — solté — nada más.

Tenía un plan para el desorden que ellos habían dejado en mi cuarto. A primera hora, antes de que mi padre se fuese a trabajar, me despertaría y limpiaría todo mi cuarto. Sabía que no podía disimular la ventana, y para eso había una excusa.

— Está bien. Ven.

— ¿Me esperas? — le pregunté. Él asintió y cerró los ojos, descansando de la vida.

A veces también quisiera hacerlo. Estar en un acuario rodeado de delfines y orcas y nadar con ellas.

El océano, como lo conocemos, es tranquilo. O al menos la minúscula parte que conocemos.

Luego están la fosa de las marianas. Lo interpreto como la profundidad que el ser humano desconoce de uno mismo. La maldad que todos ocultan. Y Richard Tweak, es literalmente esa fosa.

Descubierta en 1870 cuando un navío intentó medir la profundidad del pacífico, toda expedición que se ha hecho para investigarla ha terminado fatal.

Y yo solo soy un buceador que se quiere alejar y aún así la fosa lo llama.

2550 kilómetros de largo y 69 kilómetros de ancho. Pero, para mí, solo fueron pocas semanas.

Al llegar al baño recogí la pecera de Jacques-Yves Cousteau y la llevé a mi habitación, poniéndola en donde estaba antes. Ahora me preocupaba un poco su bienestar, pero imaginaba que él estaría bien.

— Gracias, Jacques. — le dije — gracias por hacer el menos ruido posible.

Jacques movió su aleta alegre y dió unas vueltitas por la pecera. Así que me alejé de él y caminé hacia la puerta. Alguien se interpuso en mi camino y choqué con él. En cuanto abrí los ojos, noté que era mi hermano.

— ¿Qué es todo este desorden? — preguntó él. Lo miré detalladamente.

— ¡No le digas nada a papá, por favor! — supliqué. Mi hermano me movió a un lado y examinó todo — fue una crisis fuerte. — mentí, pero la ansiedad era tanta que empecé con unos golpes en mi cabeza para quitar el estrés — ¡Thomas, espera!

— No fuiste al baile, ¿Por hacer este desorden? ¡Mira a tu pescado! ¡Está asustado!

— T-Thomas, Jacques-Yves Cousteau no es un pescado, es un pez dorad-

Eclipse ▸South Park Fanfic◂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora