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Buenos días.

Lunes. Primero de septiembre de 1997. Primer día de clases, por lo tanto.

No me gusta ir mucho al colegio, porque sinceramente no tengo muchas amistades, pero el hecho de que este año me ha tocado con Linda en muchas clases me anima.

El ecosistema de este gran acuario (resumido, colegio) es bastante amplio. No te suelen prestar mucha atención, se podría decir que la gente es tranquila pero te juzga con la mirada. Y se podría decir que este es mi caso.

Mis padres han vuelto de Dakota del norte y han estado hablando desde que pisaron la casa sobre Thomas y su examen de ingreso. Los entiendo totalmente, él se irá en mayo de 1998 y duele el hecho de que lo veré una o dos veces al año.

— ¡Craig! — me llama mi madre. Es una mujer de aspecto dulce, se parece mucho a mí. Se acerca a mí y me extiende mi lonchera.

Resulta que no me agrada mucho la comida de la cafetería. Entonces mis padres han decidido que me la lleve todos los días al colegio en una lonchera. Mi hermano, en cambio, siempre come como los demás.

— Gracias, mamá. — mamá me da un beso en la mejilla.

— Pásala lindo. — me desea. Asiento amistoso — te preparé arroz con brócoli, ¿Te gusta? — sonreí para indicarle que sí — muy bien. Pídele al Chef que te lo caliente, por favor.

— Sí. — respondí — te amo, mamá.

— Yo más, Craig. ¡Thomas, no te olvides de tu hermano!

— ¡No lo haré! — grita Thomas. Entonces, camino hacia el coche de mi hermano que ya está estacionado frente a nuestra casa.

Tercer año de secundaria. Para mis padres, que haya llegado a este año sin dificultades fue un milagro. Parece ayer cuando les sugirieron internarme en un psiquiátrico porque "no iba a ser auto suficiente".

Tengo algunas cosas que se me vuelven complicadas pero dentro de todo me las ingenio. Ejemplo, la comida o los ruidos fuertes, y algunos problemas para socializar.

Cuando me subí al auto, mi hermano me miró con ojos curiosos. Pensé en lo que quería decir, prácticamente rebusqué en mi mente.

— Se conocen treinta y tres especies de focas hasta el día de hoy. — inicié. Mi hermano llevaba casi toda la vida en el instituto pero no era una persona muy sociable — las focas grises se suelen juntar con otras focas grises. En general van en grupos. — y mantuve una pausa. Por la cara de mi hermano, imaginé que iba a decir algo, pero al final no pronunció nada — no, no, no. No se llama manada.

— No le he dicho manada, Craig. — explicó él.

— Lo sé, pero... lo pensaste. — le regañé. Thomas rió — oye. ¿Qué harás en cuanto vayas a la universidad?

— Supongo que estudiar. ¿Por qué lo dices?

— Porque leí en tu computadora que estás hablando con una chica por Internet.

Por esos tiempos, el Internet no era muy común que digamos. Apenas se comenzaba a tener en las casas, y era un servicio limitado. Un claro ejemplo es cuando llegó la computadora a casa. Mis padres me lo dijeron explícitamente "solo para tareas, Craig." porque soy el menor, pero Thomas tiene dieciocho años y puede usarla cuanto tiempo quiera.

Hay foros en donde accedes y te contactan con diferentes personas. Es por eso, que Thomas contactó con Laura McArthur. No hablan de cosas muy interesantes, pero a Thomas se le ve muy prendado de ella.

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