Eclipse ▸South Park Fanfic◂

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Buenos días.

Richard Tweak, Ryan Valmer, y Steve Black se graduaron de la preparatoria de South Park en mayo de 1998.

Si bien al inicio iban a graduarse junto con los demás, la polémica que generó mi muerte provocó que se adelantase a casi septiembre la entrega de diplomas.

El señor Mackey los citó pero él no entregaría los diplomas. No se atrevía a hacerlo. En reemplazo, Herbert Garrison sería el encargado de despedirlos totalmente de la institución.

Richard y Ryan fueron los primeros en hacer presencia. Mientras Ryan solo pensaba en largarse con ese papel, Richard pensaba en Thomas. Él ya se había ido, no lo volvería a ver y con suerte volvería a saber de él.

Tiene su número, tiene para enviarle mensaje por Internet y su correo electrónico. Thomas no le iba a contestar. Nunca lo haría.

Odiaba la atención que Thomas me daba a mí y odiaba que yo fuera mucho más que él. Odiaba sentirse insuficiente a mi lado y eso provocó la ira en él.

Se pregunta que hubiera pasado si yo no hubiera existido. Si en vez de haber muerto a mis quince años, hubiera muerto apenas nací, o por esa gripe que me dió a los tres años. Si hubiera sido otro motivo, Richard hubiera podido estar con Thomas. Si hubiera sido más cuidadoso...

— Tengan. Y lárguense. — comentó Garrison. Ryan cogió los dos diplomas y le dió uno a Richard. Desde su posición, él lo miró — ¿Dónde está Steve?

— Ni idea. — respondió Ryan — ya nos vamos, no se preocupen que no nos volverá a ver la cara.

— Espero que así sea.

El dúo de amigos caminó hacia el fondo del pasillo. Ya querían cruzar aquella puerta y abandonar todo este lugar. Richard estaba, más que nada, perdido en su mente. Deseaba que todo esto acabase y que él pudiese tener una vida normal. El tema es que la mente no olvida aunque logra soltar. Y South Park jamás olvidó.

Cuando estaba a unos pocos metros de la puerta, Chef se interpuso frente a Richard. Él no lo miró. No reaccionó ante su imponente presencia.

— Richard. — soltó.

— Déjame ir. — masculló Richard — carajo, Chef. Déjame ir.

— ¿Te vas a escapar? ¿Eh? — preguntó el chef. Richard todavía no lo miraba — cobarde, tienes el pene muy corto y se te nota desde aquí.

— ¡Cállate! — le gritó él — ¡Déjame ir, loco!

Si bien intentó esquivarlo, Chef le dió un pequeño empujón y lo devolvió a su sitio.

— Por supuesto que te voy a dejar ir, chico. Pero te tengo un regalito para que jamás te olvides de mí.

No tuvo ni tiempo de reaccionar antes de que Jerome le golpeara en la cara. Cabe resaltar que Chef era inmenso, un tipo muy gordo y grande. El muchacho tardó en reaccionar, no tenía idea de con qué lo había golpeado y se aturdió un poco. Tocó primero su cara, después fue a su nariz. Sangraba tanto que se empapó el piso. En cuanto se percató de que le había roto la nariz, Richard gritó como un cerdo siendo degollado.

Distinguió en la mano de Chef una roca bastante grande. Richard continuó gritando por ayuda, pero nadie saldría a ayudarlo. Ahora no.

— ¡Loco de mierda! ¡Me duele! ¡Me duele!

— Si me tengo que ir a la cárcel por hacer una simulación del dolor que le provocaste a ese chico, lo voy a hacer. No tienes idea del maldito dolor por el que le hiciste pasar en sus últimos momentos, no es ni la mitad de lo que una pequeña roca podría hacerte.