capítulo 22

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Se lo llevaron en una camilla, ibas a su par con gran preocupación.

-¿Te duele mucho, poco o medio? ¿Qué puedo hacer? -no sabias que hacer por él.

-No exageres, es solo una torcedura -Le dolía como el infierno, te miró con cara de cachorro triste -. Ya deja esa cara horrible -te revolvió el cabello.

Fuiste con Katsuki donde la doctora de la academia, ella hizo unos exámenes y mostró que el hueso estaba bien, casi se hacía un esguince fue mera suerte que fuera una leve torcedura, pero igual era dolorosa.

-Lo recomendable sería reposar, si necesita moverse puede usa la silla de ruedas -señaló la silla -. En las mañanas y en las noches le recomiendo dejarlo en agua tibia por media hora, luego un masaje leve, después de cinco días puede intentar caminar sin mucho esfuerzo.

Te miró a ti y ya parecías más calmada, Katsuki quedó viendo su tobillo, no lo miraba tan grave, solo apenas inflamado.

-Tú compañera puede ayudarte en algunas cosas mientras estás así -Le decía a Katsuki. El se volvió a ti y asentiste -. Cero deporte, también ven diario para ver tu recuperación.

En eso llegó un compañero del equipo de baloncesto.

-¿Bakugo no quieres tomarte una foto de recuerdo? -Le preguntó.

Katsuki te dirigió la mirada a lo que entendiste que quería ir así que después de la doctora, Katsuki se tomó su foto, salía en silla de ruedas no podía apoyarse ya que podía empeorar la torcedura.

Luego lo llevaste al dormitorio, Katsuki se puso al lado de la cama, para sentarse en tu cama.

-Espera te ayudaré -Decías al cerrar la puerta.

-No necesito ayuda -se escuchaba molesto y lo estaba.

-Déjame hacerlo -Le ordenaste con seriedad y él se sonrojó, se cruzo de brazos y cerró los ojos con el ceño fruncido.

-Ya que tanto jodes -Te dijo.

Al pasar a Katsuki a la cama se quedó boquiabierto al ver que lo habías cargado sin problema, eras una chica ¿cómo era posible? Se decía, ¿acaso los alfas siempre tenían esa fuerza superior a la de un omega?

-iré traer la cena, puedes acostarte si quieres -acaricaste la mejilla de Katsuki, el te vio a los ojos y sentías un gran deseo a lo que respondiste con un beso y se colgó de tu cuello.

Ya cuando te fuiste Katsuki pensó que hoy no habría autoplacer si dormía contigo, aunque si quería se la hacia en tu cara y le valía al rato y así terminaba teniendo sexo.

Al cenar Katsuki tenía mucha hambre, luego de ese banquete te dedicó una mirada y luego vio la puerta del baño.

-Iré a ducharme -avisó

-Te ayudaré.

-¿Qué mierda?... ¡No! no puedo permitir eso -Se negó.

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Katsuki estaba en la tina del baño recibiendo un lavado de cabello por tu parte, habías insistido tanto en que no quería, que de algún modo terminaron así.

-Yo me puedo bañar solo -murmuró.

-No seas malcriado -Le regañaste.

Al sentir como le limpiaba el cuerpo supo que le gustaba ese toque, quería ese baño terminará en la cama donde él estaba sobre tu pene montando como nunca, pero viéndote tan despreocúpada se desilusionó.

Ya sentado en la cama con una toalla cubriéndole le preguntaste que pijama usaría a lo que respondió:

-Solo necesito una camisa -te volteaste a el sorprendida.

-¿La ropa interior? -tenías un bóxer en tu mano.

-Siempre duermo sin ella -Se cruzó de brazos.

-¿Así es siempre? -osea no creías que siempre; solo cuando se trataba de seducir.

-Ya deja de preguntar - te lanzó una almohada, se puso solo su camisa negra y se quito la tualla.

-Te haré un masaje en el tobillo -Te ofreciste.

-¿sabes masajear? -alzó una ceja.

-Si, aprendí por locura -te sentaste en el suelo frente a sus pies.

Al ver los pies de Katsuki notaste que los tenía perfectos, es decir sus dedos eran como alineación griega, sus uñas bien cortadas y cuidadas, no había ni una sola ampolla o callo, el talón suave sin ni una zona áspera, por si fuera poco su pierna no tenía ni un bello.

Desde abajo ves a Katsuki y él te mira como si fuese el amo de todo, el Dios al que le deben de besar los pies y sonríes, comienzas a sobar con delicadeza y luego un poco fuerte para aliviar la inflamación.

-Ugh -se quejó.

-Lo haré más suave -estabas tan centrada que Katsuki vio eso atractivo.

Sintió subir tu mano a su pantorrilla, hasta detrás de la rodilla, separó las piernas en ese acto, se hizo hacia atrás sobre sus manos, cuando viste eso notaste el pequeño miembro de Katsuki claro si no llevaba ropa interior.

Él quería que esa mano subiera a su muslo y entre pierna, pero no pasó, bajo y siguió hacíendo masajes en el tobillo, sus ojos se torcieron de la estafa, cuando subias y bajas tu mano a su tobillo se sentía delicioso, no era bueno... Era deliciosos para su piel y su entrada que estaba mojando el colchón, esos ojos te miraban lascivo pidiendo un "sube hasta mi polla y después penetrame ".

𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐊𝐀𝐓𝐒𝐔𝐊𝐈 𝓟𝓡𝓔𝓓𝓔𝓢𝓣𝓘𝓝𝓐𝓓𝓞 𝓟𝓔𝓡𝓕𝓔𝓒𝓣𝓞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora