Capitulo 64

3.1K 359 25
                                    

—¿Cariño? —le llamaste desde la puerta.

Katsuki giro su cabeza a tu dirección lentamente con la boca llena como si estuviera haciendo algo malo y le hubieran encontrado, masticó un poco para luego tragar.

—¿Qué haces aquí? Ve a dormir —fue lo que dijo.

—Me preocupe un poco y baje a buscarte.

—Estoy bien.

Siguió comiendo.

—¿Te sucede algo?

Te acercaste mientras él seguía comiendo, negó con la cabeza a tu pregunta.

—Ni siquiera lo cortaste, ¿tantas ganas tenías?

Acariciaste su cabeza, él fruncio ceño, era como tocar a un animal salvaje cuando comía.

Katsuki se había sentido raro últimamente, dolores de cabeza y un par de antojos que raras veces cumplía.

Obviamente sabía que estaba embarazado, solo que quien no sabía eras tú, no encontraba la forma de decirte que estaba embarazado, así que actuaba como siempre.

Después de comer volvió a la cama contigo.

—Te hubiera quedado en cama —te regañó.

—Me preocupe al no verte...

—No iré a ningún lado.

Katsuki estaba contento que por esas balas no tuvieras que ir a trabajar, así podría mantenerte cerca para no sentir angustia en tu ausencia.

Ya había perdido el habito de colarse en tu closet, pero lo reanudó tiempo después.

—Estaba pensando en lo del embarazo... —por un segundo Katsuki pensó que te habías dado cuenta —. Tal vez deberíamos agenda un día para tu ciclo.

Katsuki asintió, lo extraño aquí era como había quedado embarazado, la respuesta la sabías tú que dejaste solamente un tiempo tus anticonceptivos con eso embarazaste a Katsuki y para sorpresa fue el día del mal entendido.

Te habías estado preparando para tener un hijo, pero luego te arrepentiste y volviste a tomar medicamentos, sin saber que Katsuki ya estaba embarazado, aparte después del día del mal entendido no recordabas que hubieses tenido sexo.

—¿Sabes? Que tal en cuatro meses, si estas embarazado no habrá sexo, hay que disfrutar—le seguías deciendo.

Katsuki lo sabía, pero eso no le sería impedimento.

—Ya duérmete —te arropó.

—Bien bien...

.

.

.

.

Después de estar como nueva Katsuki dejo de estar en casa trabajando y volvió a su oficina, también tú, esta vez ambos tendrían mucho tiempo, pero no todo era color de rosa.

Katsuki estaba ordenado la ropa de su closet cuando llegaste, había veces en las que te aparecías por la habitación temprano.

Lo abrazaste por la espalda mientras seguía observando el orden de su ropa.

Le besaste el cuello y aún así estaba ocupado, bajaste tu mano a su entrepierna y de inmediato pellizco el dorso de tu mano.

—¡Auch! —había dejado roja la piel.

Katsuki no había querido tener sexo, desde aquella vez que amarró a la cama.

—No, hoy no —te hizo saber.

Lo peor de todo es que Katsuki iba de un lado a otro con su buen trasero seduciendote para luego decir... Que no quería tener sexo.

Te quejaste por quinta vez en la semana por su negación, pero si no quería no había de otra.

Te fuiste a duchar y para cuando saliste tenias pensado enfrentar a Katsuki.

—¿Hay algo que este sucediendo que yo no sepa? —le preguntaste.

—No.

Suspiraste para luego vestirte «¿Por qué no tiene la confianza de decirme? ».

Estabas molesta a tal punto de inundar la habitación.

—¡¿qué mierda te pasa?! —Katsuki no podía estar con la habitación llena de feromonas.

—¡L-lo siento! —Te disculpaste.

—Una cosa —se pauso —. No pasaré el celo contigo.

Eso fue peor que la caída de rayo en tu persona.

—¿Tomaras medicinas? —te sorprendió que tomara medicinas.

—Te equivocas, estaré en otra habitación —estaba mintiendo, no podía tener su celo embarazado, solo simularia uno —. Tampoco estaré en tu celo.

Lo último no era problema, sino que Katsuki no tendría sexo contigo en serio.

—¿Por qué? —Te acercaste —. ¿Que hice para que me hagas esto? ¿Es por lo de la otra vez?

—No, simplemente no quiero.

No seguiste insistiendo en saber, porque se enojaria, saliste de la habitación pensando en la forma de hacerle frente.

Para la cena Katsuki comió en el dormitorio.

«¿Qué especie de evitamiento es este?».

Luego de cenar, sin aguantar más las molestias saliste del comedor y entonces viste a Katsuki al pie de la cama sentado en el suelo, solía hacerlo a veces era como una especie meditación extraña.

Incluso había dejado de dormir desnudo era decepcionante, él lo hacía para evitar que te excitaras.

Katsuki no puso atención cuando te vio abrir su closet sin su consentimiento.

—¿Aveces me pregunto si la castigada soy yo o ambos estamos castigados? —te dirigiste a él con su juguete que había ocultado.

De inmediato te miró a ti y luego a su juguete.

—¿Qué mierda?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué mierda?

𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐊𝐀𝐓𝐒𝐔𝐊𝐈 𝓟𝓡𝓔𝓓𝓔𝓢𝓣𝓘𝓝𝓐𝓓𝓞 𝓟𝓔𝓡𝓕𝓔𝓒𝓣𝓞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora