Capitulo 62

3.1K 393 29
                                    

En la mañana siguiente Katsuki bajo a despedirse de ti, pero no estabas, Thierry le hizo saber que saliste temprano.

—Se que no es de mi incumbencia, pero... ¿Tuvo alguna discusión con la señorita Benoit? —Le preguntó Thierry.

Katsuki solo le dio la espalda y se encogió de hombros, desayuno y se preguntaba sobre lo de ayer, por esa acción de tu parte, siempre cumplías y te disculpabas con él, incluso si era pequeño y sin importancia.

Fue a trabajar y seguía perdido mirando aquel sofá en el que tuvieron sexo una vez, suspiro cansado de intentar encontrar lógica.

En la junta que tenías estabas distraída.

«Tal vez debí dormir con él... Fue un poco exagerado de mi parte ».

No solías ser dura con Katsuki, para ti era lo más lindo del mundo, que merecía atención, todo el amor también.

—¿Está de acuerdo señorita? —Le preguntó el director.

—¿Huh? —Te despertó —. ¡Sí! Excelente propuesta.

El directo sonrió y en eso se acercó a ti Aime.

—Señorita recuerde que se reunirá para hacer negocios en el a puerto éste —susurró a tu oreja.

—Sí... En unos minutos saldré.

De camino a las afueras del edificio ibas perdida en tus pensamientos.

«Debería llevarle algo a Katsuki cuando regrese, debe estar molesto porque no me despedí de él ».

Subiste al auto y Aime estaba hablando del sujeto con él que se reunirían, detrás del auto de ustedes le acompañaban otros dos autos, ellos formaban tu seguridad.

Aime estaba hablando demasiado no le estabas poniendo atención, él estaba leyendo algunas cosas en un portátil, en eso sacó de un maletin una funda sobaquera acompañada de dos Heckler & Koch VP9L OR en cada lado.

—Recuerde siempre llevar esto, se que no le gusta llevar armas a casa, pero debería procurar al menos ponersela en cuanto aborde el auto.

Suspiraste, te quitaste el saco para ponerte esa cosa incómoda.

—También esta —te puso en el asiento otra funda para tobillo con una arma más pequeña que parecia de juguete.

Aime te notó distraída, no sabía si te afectaría esa distracción.

Llegando al puerto los recibió un Yate, ahí se haría la negociación, en ningún momento estabas aprobando entrar ahí, pero era la única forma de negociar.

Como si la plegaria fuera escuchada salio la persona con la que debías hablar, diciendo que no entrarían al Yate, que era mejor hacerlo en tierra.

El espacio estaba despejado, tampoco había una sola alma parte de ustedes y cualquiera que estuviera cerca sería notado.

Sacó algunas bolsas uno de los contrarios, abrió las bolsas con cuidado, Aime se acercó evitando que tu distancia fuera menos de tres metro.

—Los rumores son ciertos... —se dirigió a ti el hombre —. La cabecilla de la familia Benoit es esta chica, creí que la vieja ya había perdido las esperanzas.

—Le pido que tenga respeto por mi difunta abuela.

—Okey...

—¿Está bien todo Aime? —Le preguntaste al estar revisando la bolsa.

«Siento que algo se me está olvidando »miraste a tu alrededor no había nada definitivamente.

Aime sabía que algo no estaba bien, se alejo de la bolsa y el hombre alzo una ceja.

—Señori —Aime no pudo terminar la palabra cuando escucho un disparo, pero no era a él a quien le dispararon, ni a otro de tus hombres.

El impacto fue en tu pecho a la derecha, como si la bala debía ir a la izquierda, pero como te moviste fue otro hecho.

—Hijo de... —Frunciste el ceño, el dolor era intenso, la sangre se hizo ver.

Aunque el dolor era terrible no impido que sacaras una de tus armas.

El lugar comenzó a ser una lluvia de balas, Aime les lazo la mesa para distraerlos, en lo que todos parecían tomarse a balazos, tu intentabas localizar al que te disparó.

Al estar con la mente perdida por Katsuki el otro impacto fue en tu brazo, esa bala venía del líder contrario.

Él no perdió el tiempo y huiría, pero antes de que se fuera le plantaste dos balas, una en la espalda baja y la otra en la nuca.

Aime te sacó de aquel lugar, tu respiración era complicada, dolía demasiado.

—Debemos ir a la residencia Benoit —le dijo Aime al conductor.

—¡No! —le quisiste detener mientras luchabas por mantener la calma.

—No creo que Katsuki este en el vestíbulo, podrá pasar bien a la planta baja.

Aime vio como tus ojos parecían cerrarse.

—¡Escuche! —Te gritó y te repusiste —. Iremos a la residencia y ahí sacaremos las balas.

—Prefiero sacármelas yo misma —le dijiste con dificultad.

—Ya estaremos en diez minutos en casa —te aviso.

—Aime... Esto me recuerda... A mi primer encargo... Casi recibo una bala... Si no fuera por Thierry... Duele mucho si te disparan... ¿Cuantas abuelas recibió balas? —no pensabas bien lo que decías, pero Aime entendió.

—Fueron un par, unas seis a lo largo de su vida.

—Llevo dos... —reíste.

En eso Aime te llevo arrastras adentro de la mansión, las mucamas al verte llamaron al doctor de la familia, Katsuki iba bajando las escaleras cuando apareciste.

—_-____ —Se horrizo por el rastro de sangre.

𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐊𝐀𝐓𝐒𝐔𝐊𝐈 𝓟𝓡𝓔𝓓𝓔𝓢𝓣𝓘𝓝𝓐𝓓𝓞 𝓟𝓔𝓡𝓕𝓔𝓒𝓣𝓞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora