Cap. 23. Ego y hielo

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—¿Dónde está? —preguntó Volstagg a Loki.

—Dijo que vendría él solo detrás —respondió Loki.

Sif hizo un gesto. Conociendo a Thor, sabía lo que pasaba. Giró su cabeza a los lados en desaprobación.

—¿Qué? —inquirió Volstagg.

—Quiere hacer una gran entrada —contestó Sif.

Loki se puso serio. Ahora había entendido porque su hermano le había dicho que se adelantara.

—Bueno, si no se apura, Odín alimentará a los cuervos con él —comentó Fandral.

—Yo no me preocuparía. Padre lo perdonará. Él siempre lo hace —dijo Loki pensativo.

Claire volteaba a ver, pero no había señales de Thor. De pronto él martillo apareció, rugiendo y sobrevolando las cabezas de la multitud. Thor salió, elevó su brazo y agarró con facilidad al Mjölnir de nuevo. El pueblo erupcionó en gritos de emoción. El dios del Trueno volvía a hacer una pirueta con el martillo en el aire. Más celebración de la gente.

Claire alzó ambas cejas. Nana Helga tenía sus manos juntas con gran expectativa.

—Oh, porfavor —dijo Sif, poniendo los ojos en blanco.

Odín miraba muy serio desde trono. Era obvio que no le gustaba tal demostración de ego y arrogancia por parte de su hijo.

Claire no podía imaginarse al Padre de Todo alardear de igual forma, ni siquiera en sus años de juventud. Loki parecía muy serio. Claire notó que su rostro cambió al de unos minutos atrás cuando sonreía y brindaba por su hermano.

Cuando Thor acabó de caminar por todo el pasillo celebrando ante la multitud, llegó al pie del trono y se arrodilló ante su madre y su padre.

Frigga le dio una mirada significativa. Thor le guiñó un ojo y su madre no pudo más que sonreír.

Odín golpeó el piso del salón con el Gungnir. El sonido grave y estrepitoso, silenció al pueblo. En el discurso, el rey empezaba al elevar el báculo.

—... Thor Odinson, mi heredero, mi primogénito.

Loki tensó la mandíbula.

—Hace tiempo puse mi confianza en ti con este martillo, Mjölnir —continuó Odín—. Forjado en el corazón de una estrella moribunda, del sagrado metal  de Uru. Solo uno puede levantarlo, solo uno es digno. Quien lo use, comanda al rayo y la tormenta. Su poder no tiene igual, como arma para destruir o como herramienta para construir. Es un justo acompañante de un rey.

—Este día, te confío con el gran honor en los Nueve Reinos. El sagrado trono de Asgard —prosiguió el Padre de Todo—. He sacrificado mucho por mantener la paz. Así que también, una nueva generación debe sacrificar para mantenerla igual. Responsabilidad, deber y honor. No son virtudes a las cuales debemos aspirar. Ellas son escenciales para cada soldado y para cada rey.

Claire empezó a sentir un poco de frío y nana Helga se cubrió un poco más con su chal. El ambiente de pronto se había puesto más fresco de lo usual.

Thor miró a su padre y Odín le dió una mirada de orgullo.

—¿Thor Odinson, juras proteger los Nueve Reinos?

—Si.

—¿Juras preservar la paz?

—Lo juro.

—¿Juras dejar a un lado, toda ambición egoísta, y ponerte a ti mismo para el bienestar de los Nueve Reinos?

—Lo juró —dijo Thor con vehemencia.

—Entonces, de ahora en adelante, yo te proclamo...

Odín paró abruptamente. Algo estaba frente a su vista que luego pudieron ver todos los que estaban en el salón del trono. Cristales de hielo iba avanzando a través de los estandartes y el techo, iba haciendo un crujido a su paso.

Eternamente. Siempre: Una Historia En El Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora