Cap. 74. Bajo fuego (parte II)

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Claire no supo de inmediato todo lo que había sucedido en la nave. Mientras ella seguía dormida en la bodega, los ruidos se habían incrementado, los disparos eran continuos, y los gritos se hacían cada vez más fuertes. Pequeños estallidos habían desmoronado partes de la estructura interior del Statesman. Unos minutos después, una detonación se oyó muy cerca, produciendo una gran onda expansiva que hizo temblar toda la nave.

Claire despertó aturdida, no supo cuánto tiempo habían pasado. Las luces del techo no funcionaban bien y en medio de la penumbra ella intentaba mirar alrededor, vio varios objetos que habían caído al suelo. Además escuchaba un zumbido en sus oídos, secuela de la detonación que la había despertado.

Trató de levantarse del suelo y se mareó. Recordó el hechizo de Loki. Como pudo, abrió la puerta y salió despacio agachada tratando de moverse sigilosamente, mientras sentía disiparse la somnolencia que la había envuelto antes. Trataba de pensar y concentrarse. Necesitaba buscar a Loki.

Al avanzar, continuaba sobre su rodillas y con sus brazos se impulsaba despacio, veía pasillos y segmentos de la nave semi destruidos. En medio de la oscuridad pocas luces eran visibles y la mayoría, a penas irradiaban un tenue brillo, los páneles eléctricos parecían tener cortocircuitos intermitentes. Ella vio las llamas y escombros en diferentes lugares, vigas caídas y pedazos de metal dispersos.

En medio de todo, observó los cuerpos inertes de la gente tirados por doquier. Su corazón se comprimía dentro de ella y sus ojos empezaron a humedecerse. Se le hizo un nudo en la garganta y sus músculos se tensaban mientras sentía el miedo apoderarse de ella.

Claire estaba aterrorizada, intentando moverse y continuar por el suelo, mientras escuchaba el ruido confuso del fondo. Entonces se paralizó al ver el cuerpo de Inga cerca de otro sanador, sus compañeros estaban inmóviles. Se tapó con una mano la boca para evitar gritar.

—No hay nada que hacer —oyó el murmullo grave de una voz.

Ella volteó hacia un lado y ahí estaba Heimdall tirado en el suelo. Una gran viga le había caído encima. El Centinela aún estaba vivo, sin poder moverse y con sangre alrededor de él.

El zumbido de los oídos fue disminuyendo gradualmente. Claire miraba el caos a su alrededor y rápidamente se arrastró hacia Heimdall.

—Lady Claire —dijo jadeando el Guardian en voz baja y extendiendo su mano—. No te muevas.

—¡Heimdall! —dijo ella en un gemido a penas audible y le tomó la mano muy fuerte.

Ella estaba de rodillas tratando de ayudarlo.

—No te esfuerces, no hagas ruido... —dijo él con voz cansada.

Claire pudo enfocar sus ojos mejor, sus pupilas se adaptaban a la penumbra de la tenue luz azulada, mientras unas lágrimas silenciosas brotaban de sus ojos. Notó que el Centinela estaba gravemente herido. Miró hacia donde las llamas iluminaban el desastre que había ocurrido, haciendo notar aún más los cuerpos sin vida de los asgardianos.

De un momento a otro, ella empezó a respirar más rápido, sintió la opresión en el tórax, se sentó en el suelo mientras la angustia invadía todo su pecho, esparciéndose al resto de su cuerpo. Pensaba en Loki, pero ni siquiera podía articular alguna palabra para preguntarle al Guardian por él. Heimdall, sin soltar su mano, le hacía señas que se calmara.

Un segundo después, Claire sintió que alguien detrás la tomó fuerte con los brazos mientras le tapaba la boca. Ella se puso tensa y trató de soltarse.

—¡Soy yo, Claire! —susurró Loki en su oído.

Ella sintió alivio al escuchar su voz, dejó de poner resistencia y giró hacia él, lanzándose en sus brazos.

Eternamente. Siempre: Una Historia En El Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora