Eternamente. Siempre: Una Historia En El Tiempo.

Cap. 26. Cegado por el poder

-Sabía que Loki no cedería -afirmó Sif enojada, cruzándose de brazos.

-Es tan intransigente -dijo Volstagg tirando una flecha.

Los Guerreros y Sif practicaban en la arquería. Claire había llegado a informarles su infructuoso intento de convencer a Loki de dejarla ir a Midgard.

-Se le subió muy rápido a la cabeza su puesto de Rey -dijo Fandral disparando una flecha.

-No va a permitir que vuelva. Se los digo -intervino Hogun disparando otra flecha-. Necesitamos un plan para ayudar a Thor.

-No sé si hay forma -dijo Claire.

-Tú estás monitoreando el estado del Padre de Todo. Podrías decirle a Frigga -sugirió Sif mirándola-. Loki no nos permite hablar con ella.

-Sif, la Reina tiene ya demasiadas preocupaciones, como para que le estemos poniendo queja de Loki -comentó Fandral.

-Esto no es una típica travesura como las que Loki nos hacía de pequeños e íbamos a poner queja a nuestros padres -dijo Hogun frunciendo el entrecejo mientras tiraba una nueva flecha.

-En todo caso, le poníamos queja a nana Helga -aclaró Fandral, girando hacia ellos al ver que su flecha daba en la diana.

-Sé que la Reina está agobiada. Pero definitivamente algo debemos hacer. -concluyó Sif.

Después de la plática con los Guerreros, Claire se fue a la biblioteca. En realidad buscaba un libro en específico, sobre Jotunheim y su raza, el cual encontró y estuvo revisando hasta bien entrada la noche.
Se le ocurrió pasar después a las cocinas por un bocadillo, antes de ir a su habitación. Nana Helga estaba ahí. La mayoría del personal ya se había ido. Ottilia era la última y se quitaba el delantal, despidiéndose cuando Claire entró.

-Claire, ¿Cómo esta el Rey? -preguntó la nana.

-Pues, en lo que cabe, estable. No sabemos que puede suceder.

La nana tenía el rostro triste.
-¿Cómo esta mi Señora?

-Ya se imagina usted -respondió Claire. Nana Helga soltó unas lágrimas -. Pero no debe preocuparse. Hay que esperar.

Claire tomó el brazo de nana Helga para consolarla.

-Oh, no. Es decir, lamento lo de Odín, pero me preocupan Thor y Loki -respondió nana Helga enjugando sus lágrimas.

-¿Loki por qué? -preguntó Claire, pensando en que Loki estaba bien sentadote en el trono dando ordenes, mientras lucía su casco y posaba como el gran regidor que pretendía ser.

-Pues... se enojó conmigo -dijo la señora agachando la cabeza. Claire puso cara interrogante.

Nana Helga miró a ambos lados. Ya no quedaba ningún sirviente en las cocinas. Acercó más su silla junto a la de Claire, y le confió en voz baja del secreto que Loki era adoptado.

-Entonces, usted sabía que... -susurró Claire abriendo los ojos grandes.

Nana Helga la miró asombrada.
-¿Tú ya lo sabías? ¿Cómo? -preguntó la señora.

Claire le explicó que Loki se lo había dicho, incluyendo su origen, lo cual extrañó mucho a la nana, ya que Loki era de los que no podía confiarle algo tan importante ni a su sombra.

Era evidente que a nana Helga le dolía mucho el desplante de "su niño" Loki y hablaba con tristeza.

-Él está muy dolido por eso -dijo Claire en un murmullo.

-Muy dolido y enojado, con todos nosotros, sus padres, conmigo, y de seguro con Lady Eir.

-¿Qué tiene que ver Lady Eir en todo esto? -cuestionó Claire, extrañada.