84. Posibilidades

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—En realidad me preocupa mucho —dijo Nat mientras caminaba por un parque junto a Claire y Morgan—. Cada vez que Rhodey rastrea donde está Clint y lo que hace... —ella suspiró—. Todos estos años sin contactarse con nosotros...

A Nat se le nublaron los ojos. 4 años habían pasado del Chasquido, la vida había seguido de forma extraña para muchos.

Morgan se había alejado unos pasos para jugar donde un grupo de palomas comían migajas. Cuando la niña se acercó a ellas, las aves volaron de inmediato, ella saltaba riendo. Claire sonrió.

—Toma, así volverán —dijo Claire ofreciéndole una bolsa de trozos de pan a su sobrina.

La niña entusiasmada empezó a tirar migajas en el suelo mientras Nat y Claire se sentaban en una banca.

—Perdió todo por lo que él luchaba, debes entenderlo, Nat. Él no está bien, lo sé. Y por mucho que queramos que vuelva, no está en nuestras manos

—Quisiera ir a buscarlo —dijo Nat seria, mirando hacia donde las palomas volvían a reunirse alrededor de Morgan.

—¿Y decirle qué? No hallará consuelo en nada, no por ahora.

—Odio esto, no puedo hacer nada por él —dijo Nat suspirando.

—No te martirices por eso —dijo Claire poniendo su mano en el brazo de Nat—. Hay que pensar...

—Tía Claire —dijo Morgan acercándose a ellas—, ¿puedo llevarme un pajarillo a casa?

—Oh, Morgan, no lo creo —dijo Claire acariciando el cabello de la niña.

—¿Por qué? —dijo la niña con seriedad y volteó a ver a Nat—. Tía Nat, yo quiero uno en mi casa.

Nat sonrió.

—Preciosa, son difíciles de atrapar. Pero tal vez podamos ir un día a ver una tienda de mascotas —le dijo Nat, acariciando su frente.

Morgan negó con la cabeza, no parecía muy contenta.

—Siempre que venimos quiere llevarse una —explicó Claire.

—Dile a Tony que le compré una mascota.

—Creo que lo necesita, pero no sé si Tony aceptará tener una mascota en la cabaña.

—Bueno, entonces hagamos un complot y se la regalamos nosotras —dijo Nat hablando bajo—, él no podrá negarse.

Claire rio.

—No es mala idea. ¿De verdad quieres una mascota, Burbujita? —preguntó Claire mirando a la niña.

—No quiero una mascota, Tía Claire, quiero un pajarillo —dijo Morgan volviendo a tirar migas de pan.

Nat y Claire rieron.

—Ven, vamos por un helado, mejor —dijo Claire.

Morgan saltó contenta. Había una heladería cerca a la que iban con frecuencia. Las 3 entraron, Nat se sentó en una silla.

Cuando hubieron elegido los sabores, Claire llevó un cono para ella y Nat y un tazón grande con 3 bolas para Morgan, adornado con galletas y dulces. Los ojos de Morgan brillaban.

—Dios, ¿te vas a comer todo eso? —preguntó Nat a la niña. Morgan asintió sonriendo y dando el primer bocado.

—A veces come dos de esos tazones.

—¡No! ¿A dónde te cabe tanto, pequeña? —dijo Nat haciendole cosquillas en el abdomen a Morgan.

Ella se puso a reír.

Eternamente. Siempre: Una Historia En El Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora