Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ Oᴄʜᴏ

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𝐒𝐨𝐲 𝐮𝐧 𝐬𝐞𝐦𝐢𝐝𝐢𝐨𝐬.

2 meses después.

𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐆𝐢𝐚𝐧𝐧𝐚.

Me encontraba en la casa de Nico ayudándolo a estudiar como vengo haciendo desde hace dos meses, pensé que sería más duro ayudarle a Nico pero estaba confundida, era divertido y aunque a veces por no decir la mayor parte del tiempo el estaba distraído, se esforzaba por entenderme.
El era bueno para la historia, tenía una memoria perfecta, para lo que no era bueno era para las matemáticas, no se si por su dislexia no comprendo años números o porque simplemente no le entran las matemáticas.
Así estábamos ahora, estaba haciendo unos ejercicios de álgebra sencillos, pero no podía.

—Nico, ¿Cuanto vale x?

El observo el ejercicio y empezó a tratar de hacer la operación, se demoró unos cinco minutos cuando dijo.

—¿49?

—Si y no, simplifica el número.

—A que te refieres con simplificar.

—Ya te lo expliqué Nico, sácale raíz cuadrada.

—56.—Dijo seguro y yo solo agache la cabeza

—Nico se orientó te dio 49 cómo llegaste a 56, ¿Cuanto es 7.7?

—42

Yo solo negué con la cabeza.

—La respuesta es 7, Nico

El arrojo el cuaderno a un lado y se empezó a jalar el cabello.

—No entiendo ni mierda de esto, perderé ese exámen.

—No Digas eso, te estás esforzando mucho, ya hemos estudie mucho por hoy dejemos así.

—Está bien ¿Quieres algo de beber?—Ofrecio levantándose del suelo de la sala.

—Sonará raro, de casualidad tienes una cerveza fría.—Vi cómo el levantó ambas cejas sorprendido.

—¿Bebes?

—Mi familia es dueña de una empresa de vinos, que es considerado licor vivo con 6 hombres obviamente que tomo cerveza.

—Discúlpeme señorita ya se la traigo.—Dijo levantando las manos de forma de rendimiento y fue a su cocina

Yo seguí en mi trabajo de la universidad, cuando comencé a escuchar un sonido fuerte que venía del patio, cada vez se acercaba más, empecé a acercarme a la ventana para ver que sucedía cuando sin darme cuenta la ventana se rompió en mil pedazos y algo entró volando tirándome al suelo, yo solo alcancé a gritar.

𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐍𝐢𝐜𝐨

Estaba destapando dos cervezas cuando escuché un grito de Gianna que venia de la sala, dejé rápido las cervezas y fui corriendo a la sala donde me encuentro la ventana de mi casa rota, a Gianna en el piso y una furia volando en la mitad de mi sala, apenas la furia me olió alejo su mirada de Gianna y fue directo a donde estaba.

—Highooo dellll hadeeess.—gruñó.

—Déjala a ella.—dije con voz fría mientras hacía que el aire se pusiera frío a mi alrededor.—Gianna ven detrás de mi, ahora.

Ella sin dudarlo corrió detrás de mi sujetándose su mano que sangraba, maldita furia que le hizo daño. Cuando estuvo detrás de mi me dijo.

—¿Que es esa cosa con plumas que vuela?

Era posible ella puede verla, ve a través de la niebla, no era momento de pensar en eso así que le dije.

—Luego te explico, solo quédate detrás de mi.

Mio Dolce AmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora