Me adentro a una de las habitaciones del avión aun tratando de procesar todo. Me siento mareada, como siempre ocurre cada vez de que me subo a una de estas malditas cosas.
La puerta se abre dándole paso a mi esposo - Ya casi aterrizamos - Me informa.
Asiento poniéndome de pie tratando de dirigirme a la sala principal.
- Oh, no, alto ahí majestad - Me detiene.
- ¿Por qué?
- Solo llevas una bata/vestido, y en Salvatore estamos a 15 grados.
Por un momento me bloqueo y estoy a punto de decirle "eso no es tanto" pero después recuerdo que en Salvatore se usan los grados Fahrenheit y en Lennox usamos los Celsius.
Él parece entender mi confusión de inmediato - Que serían equivalentes a -9 grados Celsius.
Joder.
- Siéntate en la cama - Me ordena y yo obedezco porque simplemente no tengo ganas de llevarle la contraria.
Me quedo sentadita mientras él busca algo en el armario.
- Mande traer ropa calientita para ti. Sabía que cuando regresáramos estaría hecho el maldito polo norte.
Mientras sigue buscando no puedo evitar hacer una pregunta que he tenido miedo de hacer en un intento por evitar mi dolor - ¿Esta nevando?
Edward se voltea con un bulto de ropa en sus manos mirándome con culpabilidad o algo así.
- Si - Me lo confirma - Ha estado nevando desde hace días así que en estos momentos Salvatore está pintado por completo de blanco.
Eso es como otra puñalada y duele más cuando recuerdo esa conversación con mi hermano.
El juego principal es un carrusel gigante que creo que podemos poner en el interior del castillo, para que se divierten a pesar de la nieve que se avecina con el invierno, que, ya que estamos en ese tema, te cuento cuñado, que uno de mis sueños frustrados siempre ha sido conocer la nieve, así que, ya que ahora somos aliados y la frontera de Salvatore y Lennox se destruirá, creo que tengo el derecho de venir a hacer un muñeco de nieve con mi hermana y el próximo año con mis preciosos sobrinos. Había dicho con alegría.
Un nudo se forma en mi garganta y me vuelvo a derrumbar cuando Edward me abraza con fuerza.
- Esta bien, bonita. Llora todo lo que tengas que llorar.
- Estoy dañando a los mellizos - Le digo escondiendo mi rostro en su cuello.
- Los dañarías más si lo guardas todo en el interior y no lo dejas salir. Llorar a veces es la única alternativa para la sanidad y la liberación.
Maldita sea, lo amo tanto, sin importar lo que sea, ni las dudas en mi cabeza, simplemente lo amo.
Besa mi cabeza con suavidad y se aparta - ¿Puedo? - Me pide permiso para quitarme la bata y yo asiento.
Realmente ni siquiera pude vestirme antes de salir del palacio, así que solamente llevo una bata (ni siquiera llevo ropa interior), aunque la bata es más como un vestido.
Edward toma unas bragas y las desliza por mis piernas con extremo cuidado y ternura, casi como si fuera a romperme ante el más mínimo movimiento en falso.
- ¿Quieres usar sostén? - Me pregunta y yo sacudo la cabeza porque la verdad es que odio usar sostén.
Él sonríe y asiente. Desabrocha mi bata y me pone una blusa de manga larga con cuello, para después ponerme unas mallas térmicas. En mis pies coloca calcetas bastante calientitas, después un pantalón encima de las mallas y me pone unas botas largas que me llegan casi a las rodillas.
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Imperio [Poder #2].
RomanceLa muerte de su hermano ha dejado a Rose hecha un completo lío. Ha perdido a su confidente, a esa persona que estuvo con ella en las buenas y en las malas, la única persona que nunca la juzgó a pesar de todo lo malo que alguna vez ella hizo. Ahora...