35. La emperatriz de América.

212 30 2
                                    

16 de enero de 2224

Creo que ha pasado una hora, pero aun asi ni Edward ni yo nos movemos, es como si esperáramos que de la nada Iván reviviera a pesar de que ya no hay forma en la que lo haga.

Creo que para este punto mi cuerpo ya está entumecido, debido a que la adrenalina ya ha pasado y el frio se ha apoderado de mi cuerpo hasta que soy incapaz de sentir algo.

O tal vez es el shock que toda esta situación me ha causado el que no me permite reaccionar.

No es hasta que Edward toma mi cintura de manera cordial, que regreso a la realidad.

- Tenemos que volver - Susurra intentando no presionarme o apresurarme, pero haciendo claro el hecho de que no podemos escapar demasiado tiempo del caos que hemos dejado.

Niego con la cabeza - No me iré hasta que alguien haya recogido hasta el último pedazo de lo que queda del cuerpo de Iván lo hayan quemado.

- Rose...

- ¡No, Edward!, No me iré hasta que ya no quede nada de él.

Estoy cansada, asqueada, mareada y destrozada, pero no me pienso mover.

Asi que no lo hago.

Me quedo aquí hasta que Edward ha traído gente, más específicamente guardias que trabajaban para Iván y eran sus mayores perros falderos. Los obliga a punta de pistola el recoger y dejar el lugar completamente limpio, lo cual toma como mínimo cuatro horas, pero aun asi no puedo moverme. Es como si hubiera algo atándome aquí, obligándome a ver lo que he hecho, a torturarme con ello.

Mi mente está bloqueada, pero sé que Edward termina llevándome a uno de los dragones cuando todo está limpio y fuera de mi vista, y por el fuego frente a mí y el olor desagradable de piel en llamas sé que ha hecho que mi orden de que los restos de Iván sean quemados ha sido cumplida.

Durante todo el camino hacia el castillo aun siento que ni siquiera puedo pestañear, estoy inmóvil, ni siquiera recuerdo como hablar, o formular un pensamiento sensato.

Todo está en blanco.

Lo único que mi cerebro logra hacer es revivir los acontecimientos de los últimos meses una y otra vez, pero aun asi no puedo reaccionar. No puedo moverme.

- Rose - Habla Edward ofreciéndome una mano para bajarme del dragon. La tomo solo porque no tengo otra opción. No puedo hacer nada más. No es como que tenga la fuerza para negarme de todas maneras - ¿Estas bien? - Me pregunta cuando no puedo si quiera mirarlo a los ojos.

- No - Me atrevo a decir - No puedo hacer esto - Confieso - Es demasiado.

Se pone frente a mí y toma mi rostro con delicadeza obligándome a verlo a los ojos - Rose, eres la persona más capaz que conozco en esta vida. Eres valiente, fuerte, preciosa, inteligente y mucho más que una princesa, reina o emperatriz, eres una guerrera que está en primera fila de su ejército siempre y que protege a la gente que ama con uñas y dientes. Eres lo mejor que le pudo haber pasado a Lennox o a Salvatore, porque, aunque el camino ha sido difícil y nos ha costado mucho, serás la líder más digna que se sentara en ese trono y llevara esa corona.

- Un buen líder no guía a su gente a la muerte, Edward.

- Es ingenuo pensar que todo será color de rosa. Ellos nos obligaron a atacar, Rose, no había otra manera. Cuando una nación ataca, la nación atacada tiene todo el derecho de defenderse. Hiciste lo que cualquier otro líder hubiera hecho, Rose, pero a comparación de los demás, tu si luchaste cuerpo a cuerpo, diste tu estabilidad, tu sangre, sudor y lágrimas y tomaste todo el dolor sin dudarlo dos veces para que ellos no lo hicieran. Eso, Rose, es lo que te hace la mejor líder de todas.

Imperio [Poder #2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora