El disparo no le hace nada, ni siquiera se inmuta, y simplemente no puedo evitar sonreír. Pero no puedo disfrutar demasiado de la satisfacción que me causa verlo bien, porque se pone de pie inmediatamente y me empuja haciéndome caer. Él queda encima de mí y en cuestión de segundos nos tiene rodeados con las largas alas negras que porta mientras escuchamos una ola de disparos atacándonos.
Al sentir su cuerpo contra el mío, un pánico involuntario que jamás había sentido antes (y mucho menos con Edward) se hace presente. La respiración se me acelera y lo único que quiero es que se aleje de mí.
Él parece notar mi repentino rechazo hacía el contacto físico, porque inmediatamente se aleja un poco sin que las alas dejen de rodearnos a ambos.
Su mirada me hace saber que entiende porque me siento así, y el coraje, la ira que se presenta en sus ojos cafés me aterra tanto como me hace sentir segura.
Sin embargo, no tenemos tiempo de hablar, y es por eso que mete una de sus manos en el bolsillo trasero de su traje de soldado líder de las tropas Salvatorers y saca un brazalete igual al suyo.
- ¿Puedo? - Me pide permiso en un susurro, señalando mi muñeca.
Asiento ofreciéndole mi mano, pero no puedo ignorar lo mucho que estoy temblando.
Sin perder tiempo él la toma y abrocha el brazalete de inmediato.
- Escúchame bien - Me dice mientras las balas siguen atacándonos - Las alas te protegerán de absolutamente todo. En cuanto yo me aparte de ti tú volarás a la salida más cercana. Afuera está esperando William y harás lo que él te diga, ¿está bien?
- ¿Y qué hay de ti? - Le cuestiono con la ansiedad al máximo nivel.
- Tengo tropas, soldados... y dragones. Créeme que estaré bien.
- Edward, nuestros hijos...
- Están bien - Me asegura.
Asiento sacando esa preocupación de mi corazón y mi mente, concentrándome únicamente en el chaleco que el brazalete ha activado y que contiene las alas.
- ¿Estás lista? - Me pregunta, listo para dejarme ir.
- No, pero no he estado lista para nada de esto y aun así he sobrevivido.
Asiente, con una ira creciente en sus ojos. Es cuestión de segundos cuando comienza a volar y entonces, activo mis propias alas evitando pensar en el hecho de que es mi primera vez usándolas.
Pero cuando las activo, cuando me llevan por lo alto del castillo, se sienten como si me pertenecieran. Se sienten como si fueran una parte de mí. Así que no me es nada difícil volar con agilidad, porque están diseñadas para mí, para obedecerme, para salvarme.
Varios guardias intentan atacarme, pero no me detengo por nada ni por nadie. Lo único que quiero y necesito es salir de este infierno lo más rápido posible.
Las tropas de Lennox tienen rodeadas todas las entradas, así que sin pensarlo dos veces me envuelvo a mí misma en las alas para protegerme y me dirijo a la ventana más cercana para después romperla con fuerza.
Una risa incrédula se me escapa cuando me doy cuenta de que logré hacerlo, que las alas de verdad lograron romper la ventana.
No me detengo ni un momento hasta que logro visualizar a William, quien está oculto tras un enorme árbol de sicomoro.
Alza la mirada al escuchar el movimiento de mis alas y sonríe con alivio cuando se da cuenta que soy yo.
En cuanto aterrizo su primera reacción es acercarse a mí con la clara intención de abrazarme, mientras que mi primera e involuntaria reacción es alejarme al mismo tiempo que alzo las manos como clara señal de que se detenga.
ESTÁS LEYENDO
Imperio [Poder #2].
RomanceLa muerte de su hermano ha dejado a Rose hecha un completo lío. Ha perdido a su confidente, a esa persona que estuvo con ella en las buenas y en las malas, la única persona que nunca la juzgó a pesar de todo lo malo que alguna vez ella hizo. Ahora...