10. El amargo recuerdo del pasado y la dulce esperanza del futuro.

267 38 12
                                    

3 meses después.

19 de marzo, 2223.

- ¿A dónde estás llevándome? - Le pregunto por milésima vez.

- Es una sorpresa, Aphrodite - Me vuelve a repetir sin dejar de manejar.

No puedo ver absolutamente nada, la venda que puso en mis ojos no me lo permite.

- ¿Vas a llevarme a cenar? - Lo cuestiono acariciando mi vestido y moviendo mis piecitos.

- Tal vez.

- ¿Vas a cenarme a mí? - Le pregunto con una sonrisita.

- Obviamente.

- ¿Sera un lugar bonito?

- Es un lugar hermoso.

- ¿Lo suficiente como para haber viajado en avión?

- Así es.

- Bueno, eso espero, porque las náuseas cada vez que me subo a un avión son horribles.

- Créeme que valdrán bastante la pena.

- Bien, decido creerte.

No es como que me quede otra opción.

El camino no es tan largo, y honestamente estoy emocionada por saber a dónde me está llevando Edward.

El corazón se me acelera cuando detiene el carro.

- ¿Lista? - Me pregunta y casi puedo apostar que está sonriendo.

- Más lista que nunca - Le respondo sonriendo como una idiota.

Lo escucho abrir su puerta y salir del carro, pasan solo unos segundos antes de que abra la mía.

- Yo la guío, majestad - Me dice tomando mi mano y acomodándome para quedar frente a él. Mi sonrisa se agranda cuando pone sus manos en mi vientre y besa mi mejilla - Se ve hermosa con seis meses de embarazo, por cierto.

- Tres meses más y serás papi de dos pequeños - Le recuerdo dejando que me guíe.

Estoy caminando completamente a ciegas, en un lugar desconocido, dependiendo por completo de él, sin embargo, no me asusta, no me pone nerviosa, en el fondo confió tanto en él que no puedo dudar en lo absoluto, incluso si quisiera.

- Llegamos, ¿lista?

- ¡Por dios, ya quítame la venda! - Le ruego haciéndolo reír.

Con cuidado desenvuelve el nudo de la venda y la quita con suavidad alejando la oscuridad de mí y permitiéndome ver la luz después de tanto tiempo sin hacerlo.

Al principio mis ojos tardan en acostumbrarse, pero después lo logro, enfoco mi vista encontrándome con un panorama precioso.

Las palmeras son grandes y poderosas, el mar es tan cristalino que parece un hermoso y delicado grupo de diamantes, la arena se ve tan suave, limpia y tersa que lo único que quiero hacer es correr y sentirla tocando mis pies.

Y eso es lo que hago.

Me quito los tacones y corro libremente hacía el mar disfrutando de la tersa arena acariciándome.

Comienzo a reírme estúpidamente mientras siento los brazos de Edward rodearme y besar mi cabello.

- Es precioso, Edward - Le digo sin poder creer la maravilla que mis ojos están viendo.

El mar es tan celeste que no se distingue a simple vista en donde termina el mar y comienza el cielo. Se qué esta vista sería la perfecta musa para el mejor de los artistas.

Imperio [Poder #2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora