31. ¡La reina ha regresado!

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15 de enero de 2224

Una lágrima se desliza por mi mejilla mientras le doy un último beso a mis hermosos hijos en su delicada y pequeña cabecita.

He sentido demasiados tipos de dolor. Sentí dolor físico cuando fui secuestrada y torturada, o cuando sobreviví toda la noche en el bosque. Sentí dolor emocional cuando vi el cuerpo sin vida de mi hermano. Sentí dolor psicológico cuando me lastimaba a mí misma una y otra vez durante mi adolescencia porque pensaba que lo merecía.

Pero ningún dolor se compara en lo absoluto con lo que es el tener que despedirte de tus hijos. Especialmente cuando sabes que hay muchas probabilidades de que esta sea la última vez que los veas, porque estás más cerca de morir que de vivir.

- Por favor, no dejes que nada les pase - Les pido con un nudo en la garganta.

- Daria la vida por ellos si fuera necesario, Rose - Me promete Emma mientras Val me pone una mano en el hombro haciéndome saber que el momento ha llegado.

No quiero ponerme de pie. No quiero alejarme de mis hijos. Simplemente no quiero.

Una segunda mano me se posa en mi otro hombro, y solo por el tacto sé que se trata de Edward, quien se arrodilla a mi lado y se aclara la garganta antes de susurrarme:

- Tenemos que hacer esto. Por ellos y su futuro.

Lo se, pero el saberlo no hace que esto sea más fácil, así que me toma toda la poca fuerza que me queda el ponerme de pie y darme la vuelta con Edward caminando a mi lado, probablemente sintiendo el mismo dolor que yo.

Cuando me adentro al castillo y veo a través de la ventana como el automóvil se lleva a Emma y a mis hijos siento que podría desfallecer en cualquier momento. Sin embargo, me limpio las lágrimas y me volteo a encarar a todo el escuadrón.

- La hora ha llegado - Anuncio avanzando a la entrada principal intentando controlar el temblor en todo mi cuerpo.

Perséfone, mi hermosa dragona, se inclina hacia mi como una súbdita, dispuesta a servirme. Me subo a ella, lista para arriesgarlo a todo.

Edward se sube al suyo, Hades. Nombre que sugerí en honor a mi hermano.

Todos los demás hacen lo mismo, incluida Valery, quien me ha dicho que está harta de esconderse y quiere ser ella quien acabe con Nikolai.

Sin gastar más tiempo hago volar a Perséfone con toda la velocidad y fuerza que tiene dejando el viento de enero y los copos de nieve que aun caen hagan mover con rebeldía mi cabello.

La capa me cubre todo el cuerpo protegiéndome del frio, aunque en este preciso instante el clima es lo último que está en mi mente. Lo único que me preocupa es llegar ya a Lennox y tomar todo lo que me pertenece, incluyendo el trono.

Con los dragones llegamos tan rápido como si fuéramos en avión. Supongo que me habría congelado por completo de no ser por los guantes y por la adrenalina que me invade cuando me doy cuenta de que estamos cerca.

Tan cerca.

Es por eso que no dejo que Perséfone tenga piedad cuando los guardias intentan atacarnos, o cuando los aviones militares intentan derrotarnos. Dejo que lo prenda en fuego a todos de una maldita vez por todas, porque estoy harta de tener que enfrentar tantos malditos obstáculos por entrar al terreno que me pertenece.

Es en ese momento, mientras estoy por lo alto volando con Perséfone protegiéndome que logro comprender por qué Iván asesino a mis padres.

Los obligo a decirle donde estaba la entrada de los túneles.

Imperio [Poder #2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora