26. Alevosía.

210 24 2
                                    

24 de diciembre de 2223.

Termino de envolver el ultimo regalo para después ponerlo debajo del gran árbol lleno de luces doradas con cuidado.

Será la primera navidad con mis hijos, y aunque sé que no recordarán nada, aun así, quiero empezar a darles regalos desde este momento.

Vendrá Santa Claus, y por supuesto, los reyes magos también.

- Rose - Alguien llama mi nombre y no necesito voltearme para saber que se trata de William.

Me pongo de pie y finalmente lo encaro. No lo he vuelto a ver desde que me rescataron. Aunque la verdad aquí es que casi no he visto a nadie. Normalmente me la pasó en mi recamara, destrozada

- Te necesitan en la sala de trono. Se están discutiendo los destrozos causados por Lennox durante tu rescate y soluciones para la negación de la gente a la guerra.

Asiento alisando mi vestido, intentando tomar fuerzas para continuar en mi papel de reina.

- ¿Como estas? - Me interroga tratando de no ser tan invasivo.

- Es inútil preguntarlo, William. Sabes la respuesta.

Se encoge de hombros - Siempre espero una respuesta positiva.

- Algún día la tendras - le aseguro - Pero es muy pronto.

Camino pasando por su lado y me dirijo a la sala de trono, como un fantasma sin alma vagando por los pasillos de este gran castillo, vestida de negro en constante luto por la vida que el destino me arrebató.

Edward y yo llegamos al mismo tiempo a las puertas. Ambos nos hacemos una reverencia ya que al ya no ser esposos tenemos que tratarnos como lo que somos, el soberano del otro.

Los guardias abren las grandes puertas blancas y Austin, el consejero real, nos anuncia ante el consejo de guerra - ¡Con ustedes sus majestades el rey Edward Morgan Salvatore Hamilton y la reina Rose Aphrodite Lennox Laurent!

Edward y yo caminamos hacia nuestros respectivos tronos sin dirigirnos la mirada, no porque nos llevemos mal, si no porque frente a los demás tenemos que portarnos de manera formal. Él es mi rey y yo soy su reina. Ya no hay ningún otro vínculo uniéndonos más que el compartir dos hijos, y eso es más privado por el momento, aunque siguen siendo los herederos.

Herederos de AMBAS naciones.

La reunión comienza con unas cuantas preguntas y datos triviales que ni Edward ni yo queremos escuchar. Todos se preguntan porque nos divorciamos como si eso fuera a afectar nuestro reinado de alguna manera. Sabemos que nuestros problemas personales no tienen por qué afectar a la nación en lo absoluto y no lo harán.

- ¿Cuantas muertes hubo? - Interrogo sin estar dispuesta a seguir escuchando sus opiniones sobre el rompimiento de nuestro matrimonio.

- 20,000 fallecidos y 50,000 heridos hasta el momento, majestad. Todos mexicanos.

Claro, la batalla se llevó a cabo en territorio mexicano y guatemalteco. Aunque los números en México son fatales, no me quiero imaginar los números de muertes y heridos en Guatemala.

Esto se nos están saliendo de las manos. Se supone que no lastimaríamos inocentes.

- Creí que los soldados tenían órdenes de no lastimar inocentes - Resalta uno de los condes, casi como si hubiera leído mis pensamientos.

- Se trataba del secuestro de nuestra reina - Habla Edward por primera vez en la reunión - Claramente teníamos que hacer lo que tuviéramos que hacer para rescatarla. Incluso si eso implicaba la muerte de unos cuantos miles de personas. No podíamos arriesgarnos a perderla, ¿o sí? Atacamos a todos los que trataron de evitar que llegáramos al palacio. Iván parece tenerlos bien manipulados hasta tal punto de estar dispuestos a dar su vida por él. Y lo lamento, pero sus seguidores son nuestros enemigos.

Imperio [Poder #2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora