36. Pluma de oro.

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18 de enero de 2224

Jamas había sido tan feliz ni me había sentido tan aliviada como cuando volví a ver a mis hermosos hijos. Apenas están empezando a dar sus primeros pasos, pero en cuanto me ven hacen su mayor esfuerzo y llegan a mí en tiempo récord.

- No saben cómo los extrañé, mis amores - Les digo mientras ellos se ríen alegres de ver a su mami nuevamente.

Cuando escuchan la voz de Edward quien va platicando animadamente con Alex, giran sus cabecitas de inmediato para verlo, y obviamente Lana alza sus bracitos y hace pucheros de inmediato para que su papi la cargue, mientras que Ethan permanece pegadito a mi, negándose a dejarme ir.

Edward, completamente encantado, la carga y la llena de besitos mientras ella ríe, más feliz que nunca.

Ethan por su parte me rodea el cuello (o intenta hacerlo) con sus diminutos bracitos, así que termino cargándolo para que le sea más fácil abrazarme y me pongo de pie dándole una mirada de completo agradecimiento a Emma, quien me ve con una sonrisa aliviada.

- Siempre creí que lo lograrían, pero aun así la preocupación no me dejaba estar tranquila - Me confiesa a punto de llorar.

- Yo por el contrario, nunca creí que lo lograríamos, para ser completamente honesta - Escucho a Valery decir mientras se adentra al palacio con William detrás de ella.

William aun esta lastimado, pero no quiere la ayuda de nadie (es un poco orgulloso al parecer), y Valery simplemente prefiere tomarse su tiempo para caminar. Odia apresurarse más de lo necesario.

- Tan pesimista como siempre - Le responde Emma a Valery mirándola con una sonrisa.

- Solo soy realista, yo no tengo la culpa de que la realidad sea casi siempre pésima - Replica ella acercándose a mi para mirar a mi niño quien aún me está abrazando y tiene su cabecita recargada en mi pecho - Hola, bestia.

Pero el esta tan enfocado en disfrutar el abrazo, que solo la mira raro sin preocuparse por tener otra reacción. Valery rueda los ojos, pero sonríe y después hace exactamente lo mismo con Lana, quien, al contrario de su hermano, suelta una gran carcajada que nos hace sonreír a todos. 

Jamás fui fanática de los niños, de hecho, me caían mal. Siempre me dije a mi misma que no tendría hijos. No me gustaban y también estaba convencida de que sería una pésima madre. Sin embargo, en estos últimos años las cosas han cambiado muchísimo más de lo que me gustaría. Ha habido cambios demasiado negativos, obviamente, pero uno de esos cambios positivos que no cambiaría por absolutamente nada son mis hijos, mi maternidad. A pesar del miedo, el pánico, el dolor, la inseguridad, y la incertidumbre, a ellos jamás los cambiaria por absolutamente nada.

He cometido muchísimos errores, pero mis hijos jamás serán uno de ellos. Jamás. De hecho, ellos son parte de los pocos aciertos de mi vida.

Todos estamos demasiado cansados, incluso mis salvadores, quienes, según Emma, no han podido dormir bien desde que nos fuimos. Son solo dos días de sueño perdido, pero aun así es demasiado para mis bebes, asi que lo primero que Edward y yo hacemos es llevarlos a su recamara y quedarnos ahí hasta que se quedan profundamente dormidos, algo que no toma mucho tiempo.

Edward y yo no decimos nada en ningún momento, nos quedamos en completo y total silencio mirando a nuestros bebes dormir. 

Estoy completamente agotada, pero me niego por completo a dejar solos a mis hijos. No quiero apartarme ni un solo momento. No quiero perderlos de vista. Han pasado solo unas horas, pero ninguna guerra, por mas violenta que sea, me hará más miserable que el tener que volver a separarme de mis hijos.

Imperio [Poder #2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora