41. El momento.

217 30 2
                                        

Mi mente está en blanco. Todo lo que puedo pensar y sentir es a Edward. Él es lo único que importa en este momento. Él es lo único que necesito. Él es lo único que deseo. Él es lo único que quiero.

Mis sentidos están nublados, no puedo pensar con claridad. La forma en la que me está besando mientras nos adentramos a una de las habitaciones hace que mi juicio se pierda por completo.

Me besa con necesidad. Es como si por fin pudiera obtener un bocado del más delicioso de los banquetes después de haber pasado por el hambre más salvaje y cruel.

Sus manos recorren mi cuerpo con urgencia, y cuando presiona nuestras pelvis ambos dejamos salir un jadeo lleno de desespero.

Jamás había estado tan lista como en este momento.

Es incómodo tener tanta ropa puesta. Mi feminidad está tan húmeda que ya sobrepasó la delgada tela de mis bragas. Necesito alivio. Lo necesito.

Ni siquiera se preocupa por desabrocharme el vestido, solamente toma la parte frontal entre sus manos y por la desesperación lo termina arrancando junto a mi brasier, los hace pedazos para poder tener acceso rápido a mis pechos.

- ¿Sabes lo cara que es mi ropa? - Pronuncio en medio de un jadeo de alivio cuando siento su lengua en mi pezon - Me debes un vestido y un sostén.

Me sube al tocador y se pone de rodillas jalando lo que queda de mis prendas rotas para deshacerse por completo de ellas. Casi como si quisiera demostrarme que le vale todo un carajo tambien destroza mis bragas dejándome completamente desnuda.

- Y unas bragas - Termino de decir mientras levanto mis caderas ansiosa por que hunda su boca en mi.

Comienza a besar el interior de mis muslos y a acariciar el exterior de ellos. Se ve que quiere tomarse su debido tiempo, pero su desespero es tan grande que se que no va a poder aguantar y terminará devorandome en tan solo unos segundos.

- Te daré mi tarjeta - Logra decir con la respiración agitada - Puedes comprar lo que quieras. Todos los vestidos, toda la lencería, todas las joyas que tu quieras.

No me permite responder, de mi boca solo puede salir un gemido cuando comienza a atacar mi feminidad, sin piedad y sin delicadeza alguna. Puedo escuchar como el también suelta un jadeo, como si hubiera esperado años, siglos, milenios por esto.

Su lengua recorre cada parte de mi. De manera automática levanto las caderas deseando tenerlo cerca, tan cerca como me sea posible. Abro más las piernas, las abro lo más que puedo dándole acceso completo, deseando que me haga pedazos, y que me de lo que ambos hemos deseado todo este tiempo.

¿Cómo pude pensar que podría vivir sin él?, ¿Cómo se me ocurrio que podriamos ser solo amigos, criando a nuestros hijos sin estar juntos?, ¿Cómo crei que podria aguantar el resto de nuestras vidas sin entregarme a él, sin dejarlo hacerme suya, sin darle todo de mi?

Estoy a punto de llegar, estoy a punto de venirme en su boca, estoy a punto de liberarme, pero decide alejarse antes de dejarme conseguirlo - Aún no - Susurra poniéndose de pie al mismo tiempo que pasa su pulgar por la comisura de sus labios para limpiarse y luego lo mete a su boca para poder saborearlo.

Su boca regresa a la mía, robándome el aliento que ni siquiera he podido recuperar. Me aferro a él, a su cabello y a sus hombros.

Es entonces cuando escucho como desabrocha su pantalón, de la anticipación me es imposible concentrarme en cualquier otra cosa que no sean sus labios besándome como si quisiera aprovechar al máximo lo que estoy dispuesta a darle. Lo que le estoy ofreciendo.

Me alejo de sus labios y dejo salir un gemido alto cuando siento su miembro introducirse en mi interior. Él deja salir un jadeo lleno de alivio y es ahí cuando comienza el vaivén de nuestros cuerpos.

Imperio [Poder #2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora