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₰ La Otra Cara De La Moneda ₰

DALAI MORT-SHIRO

RUSIA / MOSCU

HACE UN AÑO

Mantengo mis ojos cerrados, siendo solo consiente de la brisa fría que golpea mi rostro, mi cabello es movido por la misma sin parar. Aun sentada en el suelo mi cuerpo parece estar alerta como si temiese de algo, llevo meses así, sin calma en mí y sin encontrar la razón del porqué.

-Señorita.

-Sí, Molly.

-Su padre la solicita en el comedor –explica

Abro los ojos con lentitud, encontrándome a la niña de catorce años de cabello rubio y ojos cafés oscuros.

Molly es una niña que mi padre rescato de unos traficantes, ella es hija de un socio que padre tenía y el cual ahora está muerto, dejando a la niña sin protección.

-Sabes que no tienes que estar haciendo mandados en esta casa.

Ella agacha la cabeza y la eleva mirándome –Lo se señorita, pero me agrada colaborar en algo, le debo mucho a su familia.

Asiento, apoyo mis manos en el pasto frio y me levanto.

-Planeas algo para esta tarde.

-Sí, su madre me ha regalo unos libros de historia –sonrie con ilusión- Esperaba leerlos hoy, claro si no es que...

-Molly, eres una invitada acá –la corto antes de que termine la frase-Lo único que te pediré es que me cuentes cuando termines, está bien.

Ella asiente frenética y despidiéndose se da la vuelta para salir a correr. Es una niña dulce y respetuosa, la pierdo de vista cuando entra a la cabaña y tan solo pienso que su compañía es muy agradable.

Camino hasta la mansión hasta que entro, el silencio exterior se pierde con los gritos de mis hermanos discutiendo por algo.

-Papa, me necesitabas.

El alza su mirada azulada y asiente con la cara seria, señalando el asiento a su lado me pide que me acerque.

-Como van las clases.

-Bien, nada nuevo que contar.

Se concentra en los papeles que tiene en sus manos, me mantengo a la espera hasta que suelta las hojas y se recuesta en la silla.

-Hoy llegan unas cargas desde Alemania, no las puedo recibir yo porque viajare a Kazán y necesito a alguien al mando.

Muevo la cabeza con comprensión.

-Claro, le pediré a...

-No Dalai, tú te harás cargo.

Paso saliva con dificultad, me ha cogido tan desprevenida que no muevo un musculo.

-Yo –pregunto confusa –Por qué.

El hace una mueca que intenta ser una sonrisa con gracia.

-Porque eres mi hija y te tengo la confianza suficiente para saber que todo saldrá bien.

Porque soy su hija.

Lo miro directamente a los ojos, esperando algún ápice de duda, pero no lo hay, nunca lo ha habido.

Sathiel a pesar de no ser mi padre biológico, ni el de Xiang. Siempre ha dejado en claro que somos de una u otra manera sus hijos, nunca nos ha apartado y nos ha protegido bajo su manto desde pequeños.

PASIÓN [ En Proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora