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₰ Propensión ₰

NETLA WORSTED

ITALIA / ROMA

Mis muñecas ya empezaban a arder por la fuerza que ejercía con tal de librarme de la soga, tenía un saco de lana que impedía mi visibilidad y me costaba el flujo de aire.

Mi garganta estaba seca, contaba por lo menos tres horas desde que volví a estar consciente. Lo último que recordaba era haber dejado a los perros en la veterinaria, salir del local con la idea de comer algo y que tome un atajo por el callejón de la cuadra.

Nada llamo mi atención, solo que de repente empecé a ver un humo salir de un contenedor de basura algo que por supuesto me pareció extraño y lo más inteligente que se me ocurrió fue acercarme.

Tenía que ponerle límites a mi curiosidad por que un día de estos podría matarme.

Este podría ser el día.

Mi estómago gruñía ante la falta de alimento, por el afán de la mañana solo consumí dos panes y un café.

Mi mente maquinaba a mil pensando en donde me encontraría, por el silencio que me rodeaba estaba segura que era un sitio apartado a la civilización humana, no sabía con sensatez cuantas horas habían pasado desde mi secuestro y daba por hecho que mis padres se estarían trepando por las paredes.

O peor.

Quien hubiera sido mi captor no tenía tacto para nada.

Me dolía el trasero como si me hubieran botado al suelo con demasiada fuerza y las sogas cortaban la circulación de mi sangre.

Suspire en un intento en vano por alejar la tela áspera de mi cara.

Empezaba a sudar y yo detestaba el sudor, cosa que me ponía más impaciente.

Si no salía de aquí, daba por hecho mi muerte.

Sentí como los vellos de mi cuerpo se crisparon, alguien se acercaba, aunque no pudiera percibir sus pisadas y mis ojos estuvieran cubiertos de oscuridad el rechinar de la puerta confirmo mi teoría.

Quería ver el rostro del cabron que se atrevió a tal cosa.

Me mentalice para ver a un idiota, algunas caras aparecían en mi cabeza como una lista de nuestros enemigos.

Espere.

Sentí su cercanía.

Prepare mi mejor cara de póker y las palabras que soltaría.

El saco que cubría mi rostro fue retirado, obligue a mis parpados no cerrarse por el cambio drástico de iluminación, levante la mirada y...

Madre purísima de todos los pecadores.

Tal vez ese humo blanco era droga y por eso divise ángeles a mi alrededor cantando un coro de gloria mientras brillitos caían por encima de la cabeza del hombre que me observaba, la saliva se atascó en mi garganta y me pregunte si ya estaba muerta.

Acaso era este mi ángel de la guarda.

No. Como podría serlo, yo no era creyente y muchos menos merecía un pase al reino de los cielos.

-Sigues respirando –logre escuchar una suave pero ronca voz

Uf.

Sentí mi corazón detenerse.

-Si todos los captores fueran como tú, los secuestros no serían tan malos –hable

El muchacho arrugo su nariz con confusión.

PASIÓN [ En Proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora