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₰ La Verdadera Esencia ₰

MIGUEL ÁNGEL POVAT

RUSIA / BERLIN

Mis padres fueron parte de una de las organizaciones más fuertes del mundo; la LADM, liderada por Nick Lomborte.

Crecí y me crie en las tropas de la mafia, aprendí combate, manejo de armas y lo esencial para pertenecer. A mis dieciocho años, me asignaron para liderar un ataque a una embarcación del gobierno, a los diecinueve subí de puesto como planeador y estratega especializado y luego fui entrenado para unirme al escuadrón principal de los Lomborte.

Actualmente tengo veinticinco años, mi líder es Sathiel Lomborte y soy el encargado de la vida más preciada y poderosa de Rusia; Alhea Lomborte, la pequeña de cabello oscuro como la noche y ojos relucientes como el mar.

Me mantengo en mi puesto a la espera de la pequeña, el cuidado de los hijos de nuestro líder es esencial, porque no hay nada más valioso que los cuatrillizos.

-Estoy lista –sale por la puerta de su habitación

Lleva un vestido azul oscuro, con medias blancas y un saco ovejero que le brindara calor para este día. Su largo cabello está recogido en una coleta alta, dejando el rostro tallado por dioses libre, apenas tiene cinco años y no oculta su belleza.

Estiro mi mano para que ella la tome, bajo las escaleras a sus pasos cortos, la suelto cuando pisa el ultimo escalón y camina en dirección a la puerta. Salgo detrás de ella mirando los alrededores, la camioneta esta lista para llevarla a la plaza, como había pedido esta mañana.

Cierro su puerta una vez ha entrado al coche y yo tomo asiento de copiloto, asegurándome que todo esté en orden para salir.

Las grandes rejas se abren dándonos paso a las cinco camionetas, la nieve cae con calma y no nos dificulta el camino.

-Cuando regresara mi madre, Miguel Ángel.

-La señora vendrá pasado mañana señorita –respondo con cortesía

Por el retrovisor observo a la niña, pone su brazo en la ventana con su total atención en el exterior, demoramos una hora en poder llegar a la plaza debido al tránsito.

-A dónde quiere ir señorita.

Alhea empieza a caminar y sin decir una palabra, diez hombres, contándome, la seguimos.

La imagen debe de ser irónica; una pequeña niña liderando el paso de grandes hombres.

Primero pasamos por una tienda de ropa, parece que nada le llama la atención porque no demora en salir, al entrar al segundo almacén, si compra algo; un gorro de lana y unos guantes a juego.

Caminamos dando vueltas, la niña entra a distintos lugares llamando la atención, todo lo que quiere lo compra con la tarjeta que su padre le había dado.

-Quiero darle un regalo a mi papa –me dice

-Por supuesto señorita, que desea darle.

Lo piensa para luego mirarme –No lo sé, que les gustan a los hombres.

Me sale una sonrisa ante su inocente pregunta, la guio a una tienda donde venden perfumes, llevándola a la sección para hombres.

-Cual debo de tomar.

-Al que a usted le guste, señorita.

-Y si a mí papa no le gusta –lleva ambas manos a su cintura

-Estoy seguro que a su padre le encantara lo que venga de su parte.

PASIÓN [ En Proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora