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₰ Mi Humilde Humildad ₰

ALHEA WORSTED

ITALIA / ROMA

Luego de estar horas revolcando mi armario, logro escoger una ombliguera con mangas largas y anchas, haciendo conjunto con la falda rosada y las botas cowboy negras.

Haciéndome dos coletas en lo alto de mi cabeza, las enrollo formando unos bollitos con el resto del cabello suelto.

Me lo tengo que cortar.

Verifico mi imagen en el espejo y sonrió complacida, volteo a mirar el reloj y hasta ahora son las cinco.

-Bueno...veré que hacer para matar el tiempo.

Claramente me levante demasiado temprano ya que las clases inician a las ocho y media, tengo como tres horas libres y ni idea de qué hacer con ellas.

Podría despertar a Dalia, pero tendría que aguantarla todo el día.

Mis hermanos son unos ogros al despertar, su compañía no me serviría.

O también puedo salir a buscar un zorrillo y meterlo al cuarto de Afrodita.

Pero prometí que me comportaría con ella esta semana.

Maldición.

Mi bombillo se enciende. Salgo de la casa y empiezo a buscar a ese pelón, que por pura casualidad no lo veo por ningún lado, valla uno a no quererlo cerca y parece un chicle.

- ¡Ven aquí Volkó, sé que andas cerca!

Claro le rajarían el cuello donde no lo estuviera.

Mis pasos continuaron hasta el matorral, donde pude identificar un cuerpo tirado en el suelo. Primero pensé que había un muerto en nuestro patio y no teníamos ni idea, luego vi que su pecho se movía lentamente dándome a entender que aún vivía.

Me pare justamente a unos metros de su cabeza, rodé los ojos en el momento que supe quién era.

-Qué manera tan linda de cuidarme.

-Déjame descansar chica –murmura

-Saldré de la casa sola –resalte lo último –Ay tu si quieres que me pase algo.

Con todas las intenciones del mundo di media vuelta dando un pequeño paso, el movimiento detrás mio fue de inmediato dejando al pelo de pie a mi lado.

-No sé cómo te soporta mi jefe.

Sonreí triunfante y con su amargada compañía salimos del lugar, el sol apenas se estaba poniendo y no había mucho tránsito, caminamos al lado de la carretera por largos minutos hasta que Volkó sugerido beber algo.

Me recordó que no había desayunado, accedí gustosa entrando a una cafetería ya abierta. El cálido olor de pan recién hecho era gratificante, tomamos una mesa leyendo la carta para nuestro pedido.

-Imagino que tu pagaras la cuenta –menciono el pelón

-Claramente, dudo que guardes la plata a lado de los matorrales o diría tu cama.

Se acercó una mesera con una libreta en mano –Ya desean ordenar.

Asentí –Me daría un café expreso y un cornetto, por favor.

-El cornetto de crema pastelera, mermelada o chocolate –pregunta

Me lo pienso rápidamente –Mermelada estaría bien.

-Para el señor.

-Deme, deme; unos huevos y salchichas italianas al horno.

La mesera escribe con rapidez el pedido, vuelve a lo que supongo es la cocina dejándonos solos.

PASIÓN [ En Proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora