PASIÓN [ En Proceso ]

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ZIGOR LOMBORTE

RUSIA / MOSCU

OCHO AÑOS ATRÁS

He mejorado mi puntería, ahora no fallo cuando se trata del arco y la flecha.

Copos de nieve caen a nuestro alrededor, posiblemente dificultando la vista de algunos, pero no la mía. Mis tres hermanos practican al igual que yo, Xiang no le agrada, aun así, se le hace sencillo, Dalai lo hace con pereza, pero Alhea se enoja lanzando el arco cada que falla.

-Deja de hacer berrinches –regaña nuestra abuela

-No es un berrinche abuela, es que me irrita –se escusa la menor de nosotros –Como ellos si pueden y yo soy un asco en esto.

Mis hermanos y yo dejamos de hacer lo que hacemos para mirar a la niña, nos mira con chispas saliendo de sus claros ojos, la abuela Mikaella intenta decirle algo y ella no la escucha porque su atención está en los tres.

-Lo vas a lograr –intenta animarla Xiang

-No me digas eso, a ustedes les sale todo bien; papas y mama siempre los felicitan y lo único que yo obtengo es un grano de amor.

-Alhea no digas eso de tus padres, ellos los aman por igual.

-No existe ese amor, nada es igual a otra cosa –sus ojos se empiezan a aguar - ¡Porque ellos siempre me opacan, siempre son perfectos, todos los aman!

Hago una mueca cuando empieza a llorar, no se deja tocar por nuestra abuela cuando intenta abrazarla; simplemente se aleja unos pasos mirando a lo lejos el lago congelado.

Conecto miradas con los dos pares de ojos oscuros, parece que tenemos el don de entendernos y juntos al mismo paso vamos a espaldas de nuestra hermana menor.

-Hermana –llama Dalai

-Déjenme sola.

-Oye no seas grosera –regaño

No contesta, Dalai intenta poner la mano en su hombro, pero la pelinegra levanta el brazo quejándose de que no la toque, Xiang se para enfrente de ella y se cruza de brazos haciendo un puchero con sus labios.

-No nos trates así.

-No es justo –susurra

Una vez más mi otra hermana intenta tocarla, al ver que no la rechazo le da un abrazo. Los llantos de Alhea son lentos y aun así me causa dolor de barriga, con cuidado me uno al abrazo que termina siendo de cuatro niños.

-Por qué no puedo –absorbe su nariz

-Si puedes –digo al separarme y ver su rostro –Solo no te rindas.

-Siempre lo intento y no lo consigo, siento que no sirvo para nada.

-Pero ahora podemos guiarte, ya que nunca nos pides el favor, nos ofrecemos –aclara Dalai

-Enserio.

-Por supuesto, nada hará que esos bellos ojos derramen tristeza.

Alhea sonrie y parece que la idea no le callo tan mal, volvemos a su sitio de antes y le pasas un arco y la flecha; Xiang le explica como cogerlo, Dalai le da unos consejos al momento de tirar y yo le digo como dar en el blanco.

Nos alejamos unos pequeños pasos de ella para que tire, lo duda queriendo no sentir otra vez tristeza y decepción de ella misma; dándole ánimos termina soltando la flecha.

Veo el gran circulo a lo lejos y veo a mi hermana con los ojos cerrados, los abre lentamente hasta que se da cuenta que le ha dado un poco cerca del centro.