Capítulo 30: Hienas endemoniadas

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Siempre me he considerado bueno para madrugar pero siendo sincero últimamente ha sido difícil, no he tenido un solo día de descanso y siento mi cuerpo débil.

Poco a poco me he acostumbrado a viajar constantemente y de hecho considero el cielo mi nuevo hogar, tan tranquilo y en paz que por momentos quisiera descansar en una de sus nubes, supongo que este es el precio que debo pagar por el éxito de mi personaje.

Por estos días me he estado preguntando si volveré a tener una vida normal como la que solía tener pero al parecer no será así, no por el momento. Extraño salir y mezclarme entre la multitud sin temor a que algo malo pueda pasarme, los fans son cosa seria, en verdad me alegra saber que muchas personas me apoyan pero a veces me siento un poco asfixiado y no quiero ser grosero o que piensen que la "¿fama?" se ha subido a mi cabeza, es solo que aún estoy aprendiendo a lidiar con el cariño de personas que no conozco pero que por alguna razón me quieren y hacen lo posible por demostrarlo cada que tienen una oportunidad.

He podido conocer países y ciudades que jamás se pasaron por mi mente y ha sido gratificante, pero sin duda alguna lo que me hace más feliz es poder compartir mi felicidad con las personas que siempre han creído en mí, por eso mi padre por lo general me acompaña o alguno de mis amigos, creo que es una manera de agradecerles su apoyo y puedo decir que hoy están muy orgullosos de mí.

Sin embargo me sentiría completamente feliz si aquella mujer de ojos marrones estuviera celebrando conmigo todos mis logros, pero solo se fue para nunca volver. Algunas noches imagino lo que hubiera sido nuestras vidas, un desastre o simplemente siendo felices, pero no, mi mente me castiga proyectando los recuerdos y haciéndome preguntas sobre ella, ¿cómo estará? ¿qué ha sido de su vida? ¿aún me querrá? y la que más me tortura ¿dónde estará?.

Trato de llevar mi vida con normalidad, pero no me puedo engañar a mí mismo, cada vez que asisto a un evento tengo la esperanza de verla y evitar que se vuelva a ir pero solo son fantasías, nunca está, nunca asiste y eso me impacienta.

Hoy es uno de esos días en los que tengo reuniones presenciales y aunque mi agente dice que no es necesario que asista a todas hay algo que me dice que debo ir, tal vez para despejar la mente.

Después de tres largas horas de negociación salí con un contrato firmado, desde hace meses no paro de recibir ofertas de todo tipo, es como si todos quisieran trabajar conmigo y es halagador, en verdad me hace sentir muy bien.

Solo quedaba una sesión pequeña de fotos y listo, me podría ir de las oficinas de Netflix a descansar, al parecer voy a tener unas merecidas vacaciones.

Ya era hora...

Con el paso del tiempo se me ha facilitado más la relación entre cámaras y yo, ahora me siento más cómodo posando y las sesiones de fotos se volvieron divertidas porque podía ser yo, no era necesario seguir tantas indicaciones. Debo admitir que me gusta lo que estoy viviendo, tengo todo un equipo para mí y grandes marcas de ropa ahora me contactan para vestirme, cosa que aprecio mucho, siempre me ha gustado vestir bien y en este momento donde mi carrera está en ascenso debo proyectar una buena imagen, tal vez esa sea una de las razones por las que disfruto mucho las fotos.

Mi economía también ha mejorado notablemente, cambié de residencia y hasta compré un automóvil, es un sueño hecho realidad, no me arrepiento en absoluto de tener esta bella profesión. Sin embargo cada vez que regresaba a Londres y abría la puerta de mi apartamento sentía un vacío enorme, aunque siempre he disfrutado la soledad por momentos se convierte en mi enemiga, es como tenerlo todo pero a la vez nada.

Mi día laboral había terminado y podía ir al hotel, en dos días regresaría a Londres y estaba ansioso por volver, debía preparar mis vacaciones con mi familia y alejarme un poco de la locura de los medios, los eventos, el trabajo y un poco de los fans. Necesito respirar.

Iba llegando al ascensor cuando escuché un "pero mira nada más a quien tenemos aquí, es el mismísimo Joseph Quinn" eso claramente llamó mi atención y giré para ver quien era, su voz no me era muy familiar. Vaya sorpresa.

Joseph: un gusto verte Dacre -extendí mi mano y acto seguido él hizo lo mismo- ¿cómo has estado?

Mantén la calma

Dacre: excelente -es cortante-

Joseph: me alegra... ¿y qué haces aquí?

Dacre: no eres al único que llaman para entrevistas o sesiones de fotos -que arrogante-

Joseph: lo sé, pero tenía entendido que vives en Australia

Dacre: asi como tu en Londres -buena jugada- ...también viajo por trabajo

Joseph: ya veo -su mirada es desafiante, como si quisiera golpearme- bueno Dacre me encanto verte pero ya debo irme

Dacre: ¿en serio? ¿te encantó verme? -su tono de voz no me gusta para nada- porque a mí no

Joseph: Dacre no tengo nada en contra tuya, no somos amigos pero tampoco enemigos -no pienso dejarme intimidar-

Dacre: tienes razón, solo somos conocidos pero no soporto la gente que se esconde detrás de una cara bonita

Joseph: ¿a qué te refieres? -doy un paso hacia él- dilo sin tanto rodeo

Dacre: digo que eres una mentira Joseph Quinn -la tensión se siente y presiento que esto no acabará bien- haces daño y te haces la víctima

Joseph: explícate

Alrededor de dos minutos no hubo respuesta, solo nuestros ojos conectados por miradas retadoras, la respiración de cada uno era agitada, estábamos a centímetros y ninguno dio un paso al costado, era una batalla de egos y orgullo hasta que soltó una risa cínica recordándome un poco a Billy

Dacre: eres una mierda, hiciste pedazos a ____ y huiste -cerré mis puños, estaba listo para callar su boca- después apareces y resulta que haces lo mismo, pero esta vez ella fue tan valiente que no rogó por un pedazo de mierda como tu

No aguanté más y antes de que siguiera hablando su mejilla conoció la furia de mi puño, no iba a permitir que me tratara así y mucho menos que hablara cosas que no son. El pasillo estaba solo que tardaron varios minutos en llegar los de seguridad para separarnos, parecíamos dos hienas endemoniadas, nuestros rostros tenían muchas heridas y en medio del forcejeo golpeamos a personas inocentes, separarnos no fue fácil.

Nos llevaron a salas diferentes para calmarnos, apenas pude reaccionar me di cuenta que estaba rodeado de mi equipo y unos paramédicos que me estaban preguntando si dolía alguna parte de mi cuerpo además de las costillas y el estómago. Me sentí avergonzado y no sabía cómo explicar lo que había pasado, simplemente pedí disculpas y prometí contar mi versión de los hechos pero una vez estuviera en calma.

Subí a la camioneta y mi chofer abrió los ojos hasta más no poder, estaba casi que desfigurado y me costaba abrir mi ojo derecho, debo aceptar que Dacre sabe pelear.

Antony: disculpe joven, han dejado este sobre en mis manos y es para usted -como pude me acerque a recibirlo- no sé lo que haya pasado pero se ve realmente mal, ¿necesita que lo lleve a un hospital?

Joseph: no te preocupes Tony estaré bien solo no preguntes nada por favor, aún estoy algo alterado -asintió-

Era extraño que dejaran algo con Antony, es mi chofer y por lo general me espera en el estacionamiento así que no tenía contacto con nadie. Al abrirlo encontré una pequeña hoja con una nota.

"Si quieres saber qué pasó con ____ puedes venir al hotel donde me hospedo pero sin equipo de seguridad o ¿acaso te da miedo?"

Era claro que la nota la había enviado Dacre y aunque no quería dejarme tentar mi ansiedad me ganó y terminé dándole la dirección a Tony, necesito saber qué información tiene de ella.

Esos mis ojos | JOSEPH QUINN Y TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora