Capítulo 40: Atardecer

336 35 4
                                    

Mi mundo volvía a tener color, su pecho y sus brazos siempre serán mi lugar favorito, dónde encuentro paz y un hogar.

Me sentía algo avergonzada por mi fragilidad, pero hablar de mi salud no era fácil, es algo que me ha costado, pero Joe merece saber la verdad.

____: supongo que Dacre te contó -dije sin despegar mi cabeza de su pecho-

Joseph: no con lujo de detalle, pero sí -hubo un silencio incómodo, no sabía qué decir o por dónde empezar- lo único que quiero saber es ¿por qué? -cortó el abrazo para levantar mi barbilla, su mirada era tan dulce- ¿porque cuando estábamos en Brasil no me dijiste nada?

No creí que fuera algo importante

____: en ese momento estaba disfrutando tanto de tu compañía que pensé que no era apropiado decirte lo que me había pasado

Joseph: ¿cómo no va a ser apropiado? -tragué saliva al ver lo cerca que estaban nuestros labios- ahora tiene sentido muchas cosas, tu cansancio repentino y ni hablar de lo que pasó el día que tenías dolor de cabeza, era eso, era tu corazón pidiéndote a gritos que descansaras y aun así no lo hiciste -se ve tan tierno regañando- ¿acaso no escuchas a tu corazón?

Porque lo escucho es que estoy aquí frente a ti

____: a veces cuesta escucharlo

Joseph: uumm no lo sé, déjame intentarlo -se inclinó a la altura de mi pecho y puso su oreja mientras sus manos tomaban con firmeza mi cintura. Un gesto tan simple y ya me tiene a sus pies- yo lo escucho pero... ummm...no late tan fuerte, parece más un corazón triste -y tiene toda la razón- creo que necesita un poco de amor, así que te voy a recetar por ahora una dosis diaria de abrazos

Dios, este hombre es todo lo que está bien en la vida...

Sii.. pero ¿ya olvidaste lo que te hizo? ¿Tan rápido vas a caer en sus mentiras?

____: ¿ahora eres doctor?

Joseph: Soy el doctor que tu corazón necesita

*gritos internos*

¡Maldición! mis mejillas ardían, me desarmó por completo ¿qué podía responder a eso?, ahí está el Joseph del que me enamoré, le creo, mil veces le creo, a pesar del dolor que me causo y del tiempo que ha pasado mis sentimientos siguen siendo los mismos, siempre será él, el dueño de mi corazón y quien se roba mis suspiros.

Un beso en la frente acompañado de un abrazo fueron más que suficiente para olvidar el dolor.

De nuevo estoy en mi lugar feliz

Joseph: ¿me dejaras explicar lo que pasó esa noche cuando contestaste mi teléfono? -asentí con la cabeza- está bien, pero sentémonos

____: antes de que empieces puedo preguntar algo -me miró expectante mientras tomaba asiento- ¿eres un hombre soltero? lo que menos quiero es..

Joseph: ni lo tienes que preguntar -me interrumpió- soy libre y mi corazón solo le pertenece a una persona -sentí un gran alivio- ahora déjame contarte rápidamente quien es Andy.

En realidad, fui una idiota por completo, debí escucharlo ese día, pero no, mi orgullo no lo permitió, sentía que había jugado conmigo y mis sentimientos, lamento tanto haber reaccionado de esa manera, tal vez estaríamos juntos.

Joseph: entonces... ¿me crees? -asentí y mi corazón no podía estar más feliz- no sabes el alivio y descanso que siento en este momento, espere tanto para explicarle el malentendido que me cuesta un poco creer que estás aquí escuchándome

Esos mis ojos | JOSEPH QUINN Y TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora