Capítulo 52: Esperándote

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Una escapada a Las Vegas siempre caerá bien. La ciudad es hermosa y te envuelve en su ambiente de lujuria y deseo, simplemente te cautiva a tal punto de no querer salir de los casinos.

Peligroso

Regresamos sanos y salvos como lo prometimos, pero me sentía agotado y lo único que deseaba era estar en brazos de mi paleta de colores.

Jamie: arregla las cosas, no dejes que algo tan estúpido arruine la relación

Joseph: lo sé, fui un completo idiota al discutir por algo tan tonto, pero no puedo ocultar los celos que me produce saber que él estuvo en los momentos más difíciles cual vil depredador

Jamie: hermano eso pasó hace mucho tiempo, ella está contigo ¿qué más quieres?

Joseph: quiero dejar de ser un idiota

Jamie: lo que pides es un milagro, pero suerte con eso -nos dimos un último abrazo antes de separarnos- me cuentas como te va

Joseph: cuídate

Salí del aeropuerto con Matt y lo dejé en su casa para que pudiera descansar un poco y en la noche cenar juntos, no me gusta que pase tanto tiempo solo, ya es hora de encontrarle una novia.

Es más que obvio que debía disculparme por mi actitud tan indiferente en estos días, ella intentó hablar conmigo y arreglar las cosas pero el orgullo me ganó. Y no quiero pensar cómo se sintió cuando le negué el abrazo antes de irme.

Idiota, eso eres...

Era temprano así que fui a comprar flores y una caja de gomas dulces, ella no es de chocolates porque dice que le parecen empalagosos. Caminé hasta llegar a una pequeña pero bonita bodega de vinos que había cerca para comprar dos botellas y salir rumbo a ver a mi chica.

Me sudaban las manos, tenía los nervios a flor de piel y sentía que iba a vomitar, era la primera vez que teníamos una discusión en meses y no sabía con exactitud qué iba a decirle, sólo quiero abrazarla con fuerza y llenar su rostro de besos.

Timbré, pero al cabo de unos dos minutos no había señales de que estuviera en el apartamento así que busqué mis llaves y abrí la puerta. Recuerdo que cuando me las entregó estaba nerviosa y solo dijo "toma, son tuyas por si hay una emergencia... aunque no me molestaría si quieres asaltarme cada noche", pues ese asalto llegó.

Esta noche te voy a robar hasta los malos pensamientos...

Ingresé y la sensación era extraña, nunca había usado mis llaves ya que ella siempre estaba cuando venía a verla, supongo que debo acostumbrarme a partir de hoy porque me gustó abrir la puerta y entrar cual vil ladrón. Todo estaba organizado y olía a limpio, pase mi vista por todo el lugar como si fuera la primera vez que ingresaba.

La llamé pero no hubo respuesta y tampoco insistí porque imagino que debe estar ocupada, solo queda esperar a que llegue. Fui a su cuarto para acostarme un rato y descansar, pero mi vista fue directo a la pared, Eddie volvió a estar presente en estas cuatro paredes y por alguna extraña razón eso me hacía sentir bien. Había dejado sobre la mesa las revistas y el álbum de fotos, como solía tenerlos hace un tiempo. De nuevo me hace sentir especial y la culpa golpea mi corazón por haber iniciado una discusión absurda.

El tiempo pasaba y ella no llegaba, tampoco quise preocuparme mucho porque sé que en nuestro trabajo a veces no tienes horarios de salida. Volví a llamarla a las 9pm, necesitaba saber de ella, pero de nuevo no hubo respuesta.

Joseph: hola, disculpa la hora ¿interrumpo?

Annet: hola Joe, no te preocupes estoy trabajando aun ¿pasa algo?

Esos mis ojos | JOSEPH QUINN Y TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora