Pov de Jisung
Cuando Minho insistió en llevarme hoy a yoga, no discutí. Vi que se quedaba pasmado. Pero tengo un motivo. Le cojo las llaves de la mano y abro el coche.
—Conduzco yo.
Resopla, es evidente que lo que le he dicho no le hace gracia.
—De eso nada.
Recupera las llaves y me manda hasta el asiento del copiloto.
—¿Por qué?
Mi resistencia ni siquiera hace mella en su fortaleza.
—No volverás a ponerte al volante.
¿Nunca? ¿Nunca más?
—¿Cómo? ¿Por qué?
—Porque no es necesario.
Hace tintinear las llaves delante de mis narices mientras me sienta y me abrocha el cinturón.
—Y me estoy planteando buscarte un chófer.
Me planta un beso casto en la mejilla y cierra la puerta deprisa, antes de que pueda poner objeciones. Y cuando se acomoda en su asiento, centra la atención en la carretera, pasando por alto la mirada asesina que le estoy lanzando. Esto no admite discusión: volveré a conducir.
Tras poner música, una estratagema evidente para romper el silencio, sale disparado calle abajo con Sweater Weather sonando a todo volumen y da golpecitos en el volante al compás de la música. Hasta que se acaba la música. Mira con el rabillo del ojo cuando me vuelvo en su dirección en el asiento, en la cara una mueca de desdén.
—¿Me estás diciendo que no me vas a volver a dejar conducir?
—Sí.
Pone música otra vez y yo la apago de nuevo. ¿Es que se ha vuelto loco?
—De eso nada, Minho. No puedes impedírmelo.
Tose y se ríe a la vez.
—Ya lo verás.
Pulsa un botón en el volante y The Neighbourhood inunda de nuevo el coche.
—Ya lo verás tú —respondo, levantando la voz para que me oiga con la música y retrepándome en el asiento—Si no me dejas conducir, me moveré por mi cuenta, a partir de hoy. Volveré a casa en metro. No estás siendo muy razonable. Fue un accidente, una posibilidad entre un millón. Te estás comportando como un estúpido.
—¿Estúpido? —tose—Pues mira, esa posibilidad entre un millón le tocó a mi esposo, así que perdóname si mi instinto protector ahora es mayor.
Da un manotazo al botón del volante y apaga la música, luego aparca junto a la acera, picajoso a más no poder. No está siendo nada razonable. Me coge la cara ofendido y la vuelve hacia él. Estoy cabreado, y lo miro amusgando los ojos. Los suyos están más entornados aún.
—Escúchame, cariño —ordena, las aletas de la nariz ensanchándose—Mi trabajo es protegerte. No hay nada irracional en que quiera que no te pase nada, Jisung.
Ahora su voz solo es un susurro, los ojos empañados, y sé que es porque está pensando en lo que podría haber pasado.
—Todos los miedos que he tenido en mi vida han estado a punto de convertirse en realidad: he estado a punto de perderte. Así que no me digas que estoy siendo poco razonable o irracional o estúpido, ¿me oyes? Tendrás que dejarme hacer lo que debo hacer o me volveré loco de remate.
—Y yo me volveré loco de remate si me agobias. Necesito espacio, Minho. Si quieres que vuelva a enamorarme de ti, tendrás que dejar que lo haga sin que me asfixies.
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Demolition
RomanceJisung no puede recordar nada de los últimos nueve años de su vida. Minho deberá hacer todo lo que esté en sus manos para que él recupere su memoria y conseguir que se enamore perdidamente de él de nuevo. Tendrá que tener de nuevo esa picardía con...