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Veo que Felix viene hacia mí medio tambaleándose medio caminando con paso firme, aunque es evidente que le está echando narices para acometer esto último. Da igual que no lo esté consiguiendo. Tiene cara de pocos amigos, y me pregunto a qué se deberá.

—Mierda, ¿quién habrá cabreado al diablo? —dice Hyunjin entre dientes, al ver a su furibunda novio avanzando hacia nosotros—Hola, bombón.

—¿Se puede saber de qué coño vas, Minho? —suelta directamente—Tus cicatrices. ¿Le dijiste que tuviste un accidente de moto?

—Ah —replico, el motivo de su enfado de pronto está más que claro.

—¿«Ah»? ¿Eso es todo? ¿«Ah»? No le puedes ocultar esa mierda.

¿Cómo? ¿Que no le puedo ocultar esa mierda? Mira y verás. La única razón por la que no le planto cara a Felix es porque está embarazado. No me apetece pelearme con mi amigo, aunque no es que Felix lo necesite. Es un polvorín por sí solo, y más desde que mi colega le hizo el bombo.

—Sé lo que hago.

Respiro al decirlo, tranquilizándome todo lo que puedo cuando por dentro estoy que echo chispas.

Ahora es él la que recula y Hyunjin no tarda en intervenir, colocándole un brazo apaciguador en la espalda, que Felix se quita de encima deprisa.

—Estás mintiéndole. Eso es lo que estás haciendo.

—Lo estoy protegiendo. —Noto que aprieto los dientes, la mandíbula me duele en el acto.

—¿Mintiendo? —Se ríe de manera sarcástico—¿Es que no has aprendido nada? Mira lo que pasó la última vez que le ocultaste algo. —Tiene la cara cada vez más roja, su ira probablemente iguale la mía, aunque yo la estoy conteniendo mucho mejor que él.

—Felix, ¿quieres calmarte de una vez?

Hyunjin intenta animarlo a que se vaya, pero él se niega.

—No puedes mentirle. No está bien.

Trago saliva y agarro la mano de Felix, lo sostengo con firmeza y lo miro a los ojos. Confío en que vea lo sincero que soy. Lo determinado que estoy.

—Felix, las mentiras son necesarias cuando sabes que la persona a la que estás mintiendo no puede asimilar la verdad.

Cojo más aire, y Felix cierra la boca, así que continúo.

—Jisung no puede asimilar la verdad, Felix. Ahora no. Puede que nunca. No lo sé, pero en estos momentos no pienso contarle toda esa mierda. Y de todas formas, es algo insignificante. Lo que me importa, lo que le importa a Jisung, somos nosotros. Nuestra familia. Los niños. Quiero que ponga toda su energía en los mellizos y en mí. No en un don nadie que ya no está en nuestra vida.

Me mira fijamente, asimilando mis palabras.

—Creo que estás loco.

—Lo sé —contesto—Pero Jisung se está volviendo a enamorar de mí, y ahora más que nunca no quiero que nada haga peligrar eso.

Miro a Hyunjin, que aún sujeta a Felix pero me mira a mí. Está conmigo, lo veo en su cara. Y la leve señal de asentimiento que hace me dice que entiende la postura que estoy adoptando en esto. Se lo agradezco.

—Mierda —espeta Felix, las lágrimas saltándole.

—Eh —me apresuro a consolarlo, para asegurarme de que no pasa nada entre nosotros— No te enfades.

—No estoy enfadado.

Baja la vista, y cuando yo hago otro tanto, veo que se ha formado un charco alrededor de nuestros pies.

DemolitionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora