Prologo

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Lo vi perderse entre el color café, las ramas secasy opacas lo ocultaban de mí, ya no podía ver su brillo, ya no volvería atenerlo entre mis manos, ni aquello que tanto representaba

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Lo vi perderse entre el color café, las ramas secasy opacas lo ocultaban de mí, ya no podía ver su brillo, ya no volvería atenerlo entre mis manos, ni aquello que tanto representaba.

   Loentendí claramente, no tenía ningún valor monetario, era más algo sentimental.Tristemente, se había ido, eso me trajo un recuerdo a la mente...

   Miprimera y única boda sucedió cuando tenía seis años, ese día coloqué a todosmis muñecos en líneas rectas, simulando que eran los invitados a tan importanteevento, el novio, un elegante oso de color café con unos enormes ojos negros.

   —Acepto—dije en voz alta, fingiendo que estaba contestando la pregunta que me hizo eljuez—. Ahora todo será perfecto.

   Todolucía como un cuento de hadas, yo portaba el impecable vestido blanco de mimadre, a esa edad imaginaba como sería el día de mi boda, soñando que el hombreperfecto me esperaría al final del pasillo, mirándome perdidamente enamorado.

   Pensabaque para la edad de 25 años ya estaría casada y con un bebé en camino, sinembargo, cumplí 25 y el hombre perfecto no daba señales de vida... o de querercasarse conmigo.

   Mimadre, en su etapa de casamentera, me consiguió citas con hijos de sus amadasamigas, sé que no le preocupaba si me gustaban, lo que buscaba era conseguiremparejarme con familias que ella consideraba respetables, formar un vínculoimportante con sus amistades. Cada cita terminaba siendo desastrosa, siemprehuyendo de mi cita, o él coqueteando con la mesera.

   Tratabade mantener la calma, pero mi madre no ayudaba, sus insistentes intenciones deque buscara pareja y que cambiara para agradarle a los hombres fueron losdetonantes de que tomara la decisión de alejarme para siempre, llegando aconvertirme en la oveja negra del rebaño, en el pariente más odiado de lafamilia.

   Mi vidalaboral mejoró significativamente, me convertí en la mejor integrante decadenas de televisión y programas de diferentes estilos, siempre apoyando a losmejores productores del país, creé mi propia burbuja de perfección, pero esaburbuja se revienta cuando llego a casa, revelando lo sola que me encuentro.

   Aunsolía mantener la esperanza de que mi día llegara, pero la esperanza muriócuando cumplí 27 años, después de eso me dediqué a vivir mi vida, hasta que unallamada desató el infierno sobre mí. Ya no puedo dejar de pensar en mi relojbiológico, en el tiempo que me queda para procrear vida y tener la familia que tanto anhelo.

 Ya no puedo dejar de pensar en mi relojbiológico, en el tiempo que me queda para procrear vida y tener la familia que tanto anhelo

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30 años, ¿Y qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora