Me beso, él me beso. Solo puedo pensar en eso, en como mis labios se sentían bajo el tacto de los suyos.
Mi dilema mental se ve interrumpido por tres escandalosas mujeres.
—Ya, suficiente, es hora de la fiesta —parlotea Danna.
Me toman del brazo, sacándome de mi casa, estoy demasiado aturdida como para poner atención a lo que sucede a mi alrededor, dejo que las chicas se encarguen de mí.
En menos de una hora ya nos encontramos frente a la entrada de un bar, entramos gracias a los empujones de Danna, nos detenemos en una de las mesas alejadas de la barra.
Paso mis dedos sobre mis labios, detallo en mi mente el beso de Axel.
—¡Aquí están! —grita.
Tomo uno de los vasos que trajo Danna, lo paso bajo mis fosas nasales, hago una mueca por el olor que emana el líquido, termino dejándolo a un lado, espero a que las demás beban todo.
—Hay que ir por otro —propone Coraline.
—Yo iré —les sonrío.
Camino con pasos lentos hacia la barra, evito tropezar con las personas que parlotean entre sí.
—Hola, me das tres tragos de tequila —le indico al barman—, por favor.
—¡Afrodita! —gritan a mi lado.
Me giro hacia la mujer, trata de sonreír, pero solo logra hacer una mueca.
—Hola —evito hacer contacto visual.
—Hola, ¡tú! —comienza a reírse como maniática—. Ibas a salvarnos, fallaste.
Le quito el vaso de la mano, lo dejo lejos de su alcance.
—Ya fue suficiente alcohol. ¿Cuánto ha tomado? —intento averiguar.
—No lo sé —sonríe—, pero se siente tan bien.
Tomo la bandeja que me ofrece el chico tatuado, me giro hacia Vargas.
—Acompáñenos —ofrezco—, estamos todas reunidas.
—Si —asiente—. Quiero más tragos.
—Si, no lo creo —niego, caminando.
Le cedo mi silla en la mesa, Coraline me mira interrogándome en silencio, niego indicándole que no es el momento para hablar.
—Hola, chicas —saluda, arrastra algunas palabras en el proceso.
Reparto los vasos sin darle uno a Vargas, quien se queja por la ausencia de una bebida, ignoro sus gritos de protesta, las chicas se tensan sin saber que hacer.
—Beban —ordeno.
—Yo quiero un... trago —articula con dificultad.
—No, lo que necesitas es un buen café cargado —le indico seria.
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30 años, ¿Y qué?
عاطفيةAfrodita, sumida en los estereotipos y prejuicios de la sociedad y su familia, guiada por las influencias del alcohol, decide hacer algo que cambiará su vida por completo. ¿Quién dijo que un mensaje no puede entrelazar dos vidas? Sin ser conscien...