-¿Por qué todo el mundo se empeña en asustarme? -refunfuño.
-Lamento el haberla asustado -se disculpa, viéndome a través de sus gafas.
Entrecierro los ojos, reconocí a la persona al instante que mis ojos se cruzaron con sus ojos, es el asistente del invitado de esta noche.
Juega con sus manos.
-Mi jefe pide su presencia... inmediata -señala el auto negro aparcado a unos metros de distancia.
Un escalofrío se desliza sobre mi columna vertebral, niego de inmediato.
-No iré sola -me cruzo de brazos, apartándome lo más que puedo-, su jefe me da miedo -admito.
La noche es obscura, solo una que otra lampara ilumina la calle, el ambiente es ideal para cometer un homicidio, yo no pienso ser la víctima.
-También a mí -confiesa, baja la mirada-, pero es la persona que paga mi salario -agrega, el miedo cruza su rostro.
Vuelve a colocar la misma mano en la parte baja de mi espalda, guiándome, no, empujándome hasta llegar al lujoso auto, me quejo en el camino, pero ignora mis protestas, forcejeo sin ningún éxito, con una mano abre la puerta, mientras que con la otra sostiene firmemente mi brazo, empujándome al interior.
-No pienso quedarme aquí -aclaro cuando ya me encuentro adentro.
El hombre a un lado mío me mira furioso, su piel blanca hace juego con la noche, sus ojos marrones me observan.
-Tranquila, no le haré nada -promete, coloca su mano sobre mi rodilla, manteniéndome en mi lugar.
Observo su mano, en como descansa libremente sobre mi piel.
-¿Qué es lo que quiere? -intento parecer relajada.
Aprieto su muñeca, aferrándome a ella, lo obligo a alejar su tacto de mí.
-Tengo una pregunta -se inclina lentamente, terminando con los pocos centímetros que nos separan-. ¿Usted me trajo al programa con la intención de humillarme públicamente?
Mis manos tiemblan, su cercanía me produce escalofríos, sus ojos no son de ayuda, solo aumentan mi inquietud.
-No, jamás haría eso, no manejo todo lo que pasa en el programa -coloco una mano en la manija de la puerta, solo por seguridad-. Los guionistas escriben las preguntas, pero no lo hacen solos, hay más de veinte personas involucradas en el programa. ¿Interrogará a todos? No se lo recomiendo -me burlo.
Sonrío, mostrándole mis dientes.
-No sea sarcástica, se cómo deshacerme de una persona -su voz suena más ronca de lo normal.
-¿Es una amenaza? -pregunto, la burla es notable en mi voz.
No luce como el hombre que estaba en el set, parece más calculador, frio.
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30 años, ¿Y qué?
Storie d'amoreAfrodita, sumida en los estereotipos y prejuicios de la sociedad y su familia, guiada por las influencias del alcohol, decide hacer algo que cambiará su vida por completo. ¿Quién dijo que un mensaje no puede entrelazar dos vidas? Sin ser conscien...