Capítulo 7

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Desde muy temprano estoy levantada cuidando a las niñas porque yacen jugando con las vacas en el jardín.
Owen no es hiperactivo cómo ellas, bueno y no puede serlo, así que me mantengo haciéndolo conversar conmigo mientras miramos a su hermana y primas.

Qué por cierto, Milenka ha estado cerrada a dejar entrar a Abby en su vida, la deja jugar porque Amelie lo permite, que sino...
Sé que debería decirle que está mal excluir a las personas pero no puedo decirle que no haga algo que está en su sangre, porque su padre es peor.

Últimamente he estado pensando mucho... Tengo mis planes para regresar con Antoni y poner a Damon a trabajar en la cura de Owen, sin embargo Christopher no entendería porque lo hago, cree que con la ayuda de Uda y su hermana, todo saldrá bien. Y Rachel cree que con ayuda de Gehena, lo que sucedió con el hijastro de Angela y Antonio, podrá salir la cura pero no, no creo que sea posible.

Sin embargo sí ayudo a Damon a que siga desarrollando con prontitud todo lo que sabe y deberá saber sobre químicos, el HASSE, el HACOC, e incluso el Rose Noire, podrá hacer la cura.

También he estado buscando la manera de aprender y de asimilar todo, así como también el ¿cómo carajos le diré a Christopher todo eso? se pondrá como loco. Y es que tampoco quiero dejar a los mellizos, es un poco egoísta porque me iría para buscar el bien de Owen pero si me voy también se pondrían mal, me necesitan tanto cómo yo a ellos.

Christopher salió desde temprano a coordinar unas cosas con el Boss, yo no quise ir ya que desde qué los mellizos nacieron tenemos programado un día del mes donde estamos sólo nosotros juntos, aunque con todo esto no creo que se pueda cumplir, solo queda intentarlo.

—Cariño yo sé que a Abby le dio asombro y un poco de miedo mirarte sin los lentes cariño pero yo creo que lo que sucedió realmente fue que se impresionó con tanta belleza Morgan, por eso no te puedes pasar toda la vida con ellos, en mi opinión tus ojos son perfectos, si yo los tuviera los presumiría a dónde fuera.

—Si puedo.

Me resigno.

—Bueno prestamelos. —Duda pero lo termina haciendo.

Hago como que me los pondré y en eso su melliza tropieza, cayendo en el pasto «eso chica, buena distracción», aprovecho para guardar los lentes en mi chaqueta.

Recibo unos pequeños piquetes de un dedito en mi brazo, volteo y es Owen señalandome con un poco de preocupación a su melliza que yace en el piso, con las primas alrededor tratando de ayudarla.

Tomo en brazos a su mellizo y nos dirigimos a ellas.

—Katherine dice que llorar no es de princesas. —Escucho lo que le dice Amelie mientras nos acercamos.

Claramente se sabe que todos lloramos alguna vez en nuestras vidas, por ejemplo yo soy sensible en cuanto a lo que sucedió en Italia hace unos años, pero tengo que hacer que ellas crean que no deben llorar nunca para que sean letales, que nada las detenga, y, porque odio escuchar a niños gritando con sus lloriqueos.

—Yo no soy una princesa, soy una Amazona.

Abby se le queda mirando a Owen ya sin tanto miedo, puesto que Nani me informó que la noche anterior habló con ella y trató de hacerla entender el porqué mi hermano no era malo, simplemente había nacido así de bello.

Amelie desde un principio no le tuvo miedo, dijo que el plebeyo tenía ojos raros pero lindos, y sí, son caóticos e hipnotizantes.

—Las amazonas tampoco lloran Mile.

La levanto, sacudo y limpio sus lágrimas.

—Está bien.

—Sigan jugando.

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