Heaven and Hell

Capítulo 10

Creí que había muerto, que nunca más despertaría pero lo hice, y espero Emma también lo haya hecho, «espero estés bien Queen».

Fue un sueño horrible.

O quizá volvimos de la muerte.

Me pregunto que habrá sido del imbécil de Thomas.

Todo se repite una y otra vez en mi cabeza cada que cierro los ojos, me veo desnuda, con dolor, asquerosamente sucia, rota, violada nuevamente.

A decir verdad ahora mismo siento todo y a la vez nada. Es cómo si quisiera llorar y a la vez como si de verdad quisiera estar muerta.

No merezco vivir, entraron en mi para romperme de nuevo y, ya no quiero volver a juntarme en pedazitos porque al final nunca me recupero del todo, los recuerdos y el dolor nunca desaparecerán.

Pero si algo he de admitir es que no me arrepiento en lo absoluto de haber matado a Agatha Romanova, ni de haber matado a su hijo, lo disfrute como nunca pese a qué eso me haya hecho sufrir.

Veo a mi alrededor y Christopher está sentado a la orilla de la cama.
«Se mira preocupado»

—¿En dónde estoy? y ¿qué hago aquí?

Me doy un vistazo «me ducharon, vistieron y maquillaron», estoy llena de vendas, pomadas y el dolor no desaparece.

Incluso me cuesta hablar.

—Despertaste.

Veo a mi padre con la cara desencajada, con ilusión en los ojos.

—Estamos en la fortaleza, toma. —Me tiende unas pastillas que inmediatamente me paso.

Chasqueo la lengua pero me arrepiento en el mismo instante de haberlo hecho porque tengo toda la boca vuelta mierda por los vidrios.

—Carajo estoy agotada, te pedí que ya no me salvaras, lo prometiste.

—Prometí una mierda, no seas cobarde.

Se muestra indiferente pero la preocupación en sus ojos es notable, cómo rara vez.

—Ya no puedo ni quiero, ten los cojones para darle un tiro a una persona rota de la cuál han abusado una y otra vez.

—¡Lo siento! ¡¿Está bien?! ¡Siento haberme tardado tanto, no haberte conocido antes y que te hayan hecho todo ésto pero no puedes morirte!

No sé si escuchar eso me parte el alma o me pone una curita intentando volver a estar completa.

—¡No es tu maldita culpa! Soy yo y mi mala suerte, debí haber muerto hace años. —Suspiro—. Solo dame un arma.

—No.

Me tomo la cabeza desesperada.

«Es un maldito terco y egoísta.»

—¿Dejaron ir a Thomas?

—Escapó, ¿qué te hizo?

Los ojos se me llenan de lágrimas y volteo mi rostro.

—Voltea.

—De todo, mírame soy un asco por dentro y por fuera.

En eso entran los mellizos a la alcoba.

—¡Kath!

—¡¡¡Hermanita!!!

Intentan correr hacía mi pero les pido con mi mano que paren.

«Me doy tanto asco como para mancharlos con mi suciedad»

Siento tanta repulsión hacía mi.