Capítulo 32

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Funeral

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Ali Mahala

El sol no encandiló ni resplandeció el día de hoy, parecía qué el cielo se encontraba triste y de luto también por los tonos grisaceos que lo adornaban, unas nubes negras como si cargaran melancolía con ellas.

No me entraba la idea en la cabeza de ver a mi mujer así, de verla morir. No pude evitar discutir cuando me sacaron de la habitación porque ella lo pidió, necesitaba estar con ella, necesitaba ayudarla y no pude hacerlo.

La mia signorina Katherine Mascherano o mejor conocida como Katherine Morgan James no era la típica mujer que podías enamorar fácilmente, ni la mujer a la que compras con rosas o chocolates para enamorarla; ella siempre habría elegido que mataran por ella, que la protegieran como dé lugar, intenté dar lo mejor de mi pese a que una relación no era lo mío, ni lo esperaba, le fui fiel hasta el final y lo seguiré siendo, para mi no existe un mujer mejor que ella, más bella, más perfecta, me siento culpable de no haber detenido a Antoni con el disparo, no pude salvar y proteger a mi principessa le fallé, eso es algo que me carcomera todo el tiempo.

Sin duda alguna puedo admitir qué me enamoré de Katherine, me enamoré de sus demonios y ella de mi oscuridad. Éramos el infierno perfecto.

A decir verdad no me imagino mis días sin ella, no pasábamos demasiado tiempo juntos pero jamás podría olvidarla, me pesa, me duele de una manera inexplicable su fallecimiento, fui un imbécil al haber dejado que Mascherano me manipulara, por mi culpa murió, no la protegi del balazo, le inyecte la droga, nada vale la pena ahora, debería morir.

Alex Morgan me dejó venir al funeral por lo que diviso a los padres de mia bella sufrir al igual que todos los presentes, sus hermanos aquí haciendo parecer que entienden todo, el niño haciéndose el fuerte por la desconsolada hermana.

No hay consuelo o pésame suficiente que evite aunque sea un poco el dolor.

El lugar está repleto de rosas negras, incluso sus familiares mantiene una de color negro con blanco en su mano para poner en su ataúd cerca de los familiares antes fallecidos, me mantengo alejado de la mayoría para evitar problemas. Agacho el rostro y volteo hacía mi derecha observando una rosa negra con manchas rojas «como si fuera sangre» en el suelo, me agacho y la tomo; me encantaría pensar que es mi bella mujer aquí conmigo diciéndome que salga adelante y cuide de sus hermanos.

A dónde sea que voltees encontrarás todo cubierto de negro, desconsuelo por doquier junto con una que otra persona qué parece su mente no creerlo o aceptarlo, me identifico.

Mia principessa era como el ying yang, tan bella, tan resplandeciente pero tan oscura, yacia mucha maldad en su ser, cómo también mucha pureza, había sido rota tantas veces y sin embargo siempre se levantaba con más fuerza, con más poder, con más vida, si eras su enemigo podías arder en el infierno en cualquier momento pero si eras alguien que apreciara podías sentirte cómo en en el mismísimo cielo, era más que perfecta, más que una diosa, una ninfa, era todo lo que estaba bien en el jodido mundo.

La madre de la mia signorina sostiene un pañuelo en su mano, con los ojos rojos, agotada y con lágrimas sobresalientes era sostenida por su padre en brazos, cada hombre intentando reconfortar a su pareja sin lograrlo, Morgan con el rostro impacible cuidando a sus hijos destrozados con la ayuda de su padre.

Siento la garganta seca al igual que los labios, mi rostro pálido y el dolor de los golpes que me propinaron anoche no se igualan a lo que siento por dentro, el abuelo de mi mujer dijo que ya era libre para hacer lo que su nieta me había ordenado, lo haré porque le debo un honor a mia bella.

Heaven and HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora