Capítulo 23

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Llegando a la Bratva lo único que hice fue llegar a descansar, extrañé mucho a los mellizos, sé que tanto ellos como todos están preocupados pero ya no aguantaba más.

Al despertar me encuentro con Emma dando vueltas de un lado a otro.

—Buenos días. —Logro articular con la garganta seca.

Tomo un poco de agua que yace a un lado y reviso la hora en mi celular.

Las dos pm.

—Buenas tardes mi niña, estaba rogando que despertaras.

Se acerca para darme un fuerte abrazo sin querer soltarme.

—Eres un orgullo para todos, Rach me comentó sobre la cura; siempre arriesgando todo por conseguir algo, no me imagino una vida sin ti sobrina.

—Gracias tía Emm, y yo sin ti.

Me levanto, tomo algo de ropa y me adentro en la ducha.

—¿Ocupas ayuda?

—No, ya estoy bien.

«Me siento mucho mejor

—¡Me da muchísimo gusto mi niña!, te dejaré tranquila, cualquier cosa me avisas y espero podamos platicar después, Amelie te extraña.

—Vale, no te preocupes, yo también a ella.

No me atosiga con preguntas y sale de la habitación.

Luego de quince minutos salgo encontrandome con Rachel que trae consigo una charola con comida.

Coloco algo de maquillaje en mi rostro, sobretodo en el golpe que recibí del Mascherano y busco una chaqueta para cubrir cualquier rastro de marcas en mi cuerpo.

—Despertaste al fin —se acerca y me da un abrazo—, ¿por qué no me llamaste para que te ayudara a bañarte mi corazón?

—No sabría si estuvieras, además me encuentro mejor ya.

—¿Pudiste descansar?

—Sí, ¿cuánto tiempo dormí?

—Un día y medio hija. Llamaré a Sam para que te revise.

—No, me siento bien.

—Será mejor que te revisen.

—Al rato.

Me siento en la cama junto con ella, me tiende el plato de proteínas y comienzo a comer con rapidez.

—Cuidado mi corazón lindo.

—Ajá.

—¿Por qué no lo mataste? Sé que con la ayuda de Ali Mahala y Damon podrías haberlo hecho, pero no lo hiciste.

—¿Tú querías que lo matara?

—No, no quisiera que tengas tal cosa en tu conciencia.

—Eso no importa, maté a Bernardo.

—Fuiste tú, hija.

—Mamá —le respondo con falsa sorpresa—, sí.

—Se dio la noticia pero no supimos cómo o quién lo había hecho.

—Él intentó matarme primero porque decía qué yo era una traicionera.

—Mi corazón, pobre de ti.

—No necesito tu lástima ni la de nadie.

—No lo es. Entonces ¿por qué no lo hiciste con Antoni?

Dejo el plato a un lado.

—No pretendía dejar sin padre a Damon, sé lo que es no tener uno y pesa toda tu existencia.

Heaven and HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora