—¿Regresarás por el fin de semana? —preguntó Henry mientras llevaba mi equipaje hacia seguridad del aeropuerto—. Iría allí solo para verte, pero la policía quiere que me quede en la ciudad en caso de que encuentren a Marc y Hayden.
—Tendré que ver —le dije—. Voy a estar enterrada en trabajo, me atraparon estando aquí antes y como que tuve que aclararlo con mi jefe el día antes de irme. No tengo idea de qué me espera mañana. Seguramente tenga que trabajar este fin de semana para recompensar algo de ello. ¿Tal vez el próximo?
—Al menos tendré algo por lo que esperar con ganas —dijo Henry con una sonrisa—. Eso podrá ayudarme a pasar la semana.
Llegados al punto de seguridad, teníamos que separarnos. Henry se inclinó hacia abajo para besarme con suavidad y yo apreté sus manos.
—Aguanta —le dije deslizando mis dedos a lo largo de sus brazos entintados—. Te llamaré cuando llegue a casa.
—Espero que lo hagas —me dio un último abrazo.
El vuelo de regreso a casa fue tranquilo, dejándome continuar con mis reflexiones.
Ahora que entendía todo lo que había sucedido era capaz de concentrarme en la idea de una relación a larga distancia en lugar de hacerlo en los secretos que Henry podría estar escondiéndome. Debería haber sido más fácil, pero parecía que estaba casi tan angustiada por la idea de tratar de hacer que las cosas funcionaran desde tan lejos como lo había estado cuando me pregunté sobre la ocupación de Henry.
Por lo menos ahora sería capaz de hablar con Mare sobre ello. Ella iba a reírse de mí por ser tan desconfiada ahora que sabía la verdad, pero podría vivir con eso. También temía por mi regreso al trabajo en la mañana, lo cual en realidad era una considerable distracción.
Como prometí, llamé a Henry cuando llegué a casa. Hablamos de cosas mundanas en su mayor parte, pero le hice prometer buscar a sus amigos durante la semana en lugar de quedarse en casa solo. Dijo que lo haría y amenacé con investigarlo con Redeye para asegurarme de que hubiera cumplido su promesa.
Abriendo mi portátil por primera vez en días, revisé mi correo. Encontré un mensaje del reclutador de Nate, Brian, quien decía que tenía un par de oportunidades que parecían encajar con mis habilidades. Le respondí hablándole sobre mi disponibilidad para un almuerzo la semana siguiente.
Era bueno tener algo prometedor. Solo esperaba que funcionara.
En el trabajo, al siguiente día, entré en una tormenta de fuego.
—¡Hey, Chloe!
Miré por el pasillo para ver a Matt, el chico a cargo de los principales problemas del sistema IT. Nunca era bueno tenerlo buscándome antes de que llegara a mi escritorio. Se apresuró por el pasillo, sosteniendo unos papeles bajo su brazo. Tenía un lápiz entre sus dientes y revisaba su teléfono.
—¿Qué pasa, Matt?
—¿Podrías ponerte a trabajar con la conferencia? —preguntó—. Esos servidores para el software de adquisición se han vuelto locos.
Fabuloso.
Estuve al teléfono durante las siguientes tres horas. Los técnicos del servidor lograron restaurar los sistemas a tiempo, pero no estaban en buenas condiciones y podrían fallar de nuevo. Mientras tanto, habíamos incurrido en bastantes multas de nuestros clientes que no habían podido usar el sistema.
Tan pronto como la llamada acabó, Kevin y su Cabeza de Chía aparecieron en mi escritorio.
—Esos servidores han estado sobrecargados durante meses —dijo.
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Alarma
Teen FictionLos hombres malos no son su tipo, incluso si son magníficos y construidos como una pared de ladrillos, pero cuando se da cuenta que sus miedos pueden ser justificados... es demasiado tarde. ESTA NOVELA NO ES MÍA, TODOS LOS CRÉDITOS A LA AUTORA.