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—No puedo decirte lo agradecido que estoy porque accediste a hacer esto, Chloe —Redeye metió mi equipaje en la parte trasera de su auto—. Lance nos verá allá. Cavill está mal, Chloe. Espero que puedas acercarte a él.

—Haré lo que pueda —dije subiendo al auto y abrochando mi cinturón de seguridad.

Se apartó de la terminal y se dirigió a la autopista. No pude evitar pensar en mi viaje con Henry en la motocicleta. La ruta no fue exactamente la misma... Redeye tomó más autopistas que atajos, pero fue lo suficientemente similar como para evocar la memoria de mí misma sostenida firme al cuerpo de Henry mientras acelerábamos por las carreteras.

Redeye se enfocó en conducir y no habló mucho, estaba bien con eso.

Apenas podía creer que estaba aquí otra vez, planeando ver al hombre del que huí... ¿Hace cuánto? Dieciocho días. Dieciocho días desde que huí de Henry en el estacionamiento. Dieciocho días desde que había decidido cerrar el libro en ese capítulo de mi vida.

Los pensamientos de regresar habían sido la cosa más lejana de mi mente. Quería olvidarlo todo. Quería pretender que nunca sucedió. No solo lo recordaba, también sabía lo mucho que todo eso me había cambiado. Henry me había mostrado algo dentro de mí que no tenía idea que existía y estaba agradecida por ello.

Distribuidor de droga o no, no podía solo ignorar que necesitaba a alguien. No sabía qué iba a encontrar, pero la imagen de Henry, roto y solo en la habitación de atrás de su casa, continuaba acechando mis pensamientos.

Empecé a reconocer las casas al lado del camino y bajé la ventanilla para oler la brisa del océano. Una cuadra más abajo, vi las flores que delimitaban la propiedad y supe que estábamos cerca. Cuando nos estacionamos en el camino, reconocí a Lance, sentado en la banqueta cerca a la puerta frontal. Se levantó mientras nos acercamos.

—¿Sin respuesta? —Redeye preguntó tan pronto como abrió la puerta del auto.

—Ninguna —dijo Lance sacudiendo la cabeza—. Está ahí, estoy seguro. El jeep y su motocicleta están en el garaje, pero no responde.

Lance se volteó hacia mí y me dio un abrazo.

—Gracias por venir, Chloe —dijo palmeando mi espalda—. Significa mucho para nosotros.

—De nada —repetí automáticamente. Lance me soltó y di una rápida mirada hacia él y a Redeye. Estaba conmovida por lo cercanos que parecían ser los amigos de Henry. No había duda de que la preocupación de ellos dos era genuina, no es que lo haya dudado tampoco. Después de todo, pagaron mi boleto de avión para traerme de regreso. La lealtad y la amistad que compartían con Henry eran tan evidentes, que no estaba segura de poder hacer lo que ellos no pudieron.

—¿Vamos a ir por atrás de nuevo? —Redeye preguntó.

—Sí. Mo desactivó el sistema de alarma. 

—Bien. Odio esa maldita alarma. 

Los seguí a la parte trasera de la casa, tratando de alejar los recuerdos mientras me permití mirar los muebles del patio y la vista del océano. Aunque no había pasado tanto, parecían años desde que había estado aquí, creyendo que lo único que estaba mal eran mis propias inhibiciones. 

Lance y Redeye subieron hasta la puerta corrediza que daba al interior de la casa. Presionaron el vidrio, lo levantaron para después desenganchar la puerta de la pista inferior y la deslizaron a un lado. Lo hicieron parecer tan sencillo que consideré hacer un comentario sobre sus habilidades de "irrumpir y entrar" pero decidí no hacerlo.

—Mo y Lo trabajan en el juego de fútbol hoy —Redeye dijo—, o estarían aquí, también. Vendrán cuando el juego termine. Están muy ansiosos por verte.

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