Grité cuando oí un estruendo detrás de mí.
Repentinamente, había cristal por todas partes, por toda la cocina y en parte de la sala de estar. La mitad superior de la puerta corrediza que daba al patio había sido destrozada.
Henry me arrastró hacia el mostrador y cogió uno de los cuchillos de cocina más grandes mientras yo veía una enorme roca atravesar la mitad inferior de la puerta del patio, agregándose al vidrio roto en el suelo.
Las dos personas que se encontraban afuera entraron entonces por la puerta rota.
Supe quiénes eran de inmediato, incluso antes de que comprendiera que el coche en el camino de entrada había sido el mismo que salió a toda velocidad del centro comercial. Los reconocí como el hombre y la mujer que habían estado disparando armas de fuego en la puerta trasera del restaurante mientras huían.
Estas eran las personas responsables de la muerte del hijo de Henry.
Chris Marc y Corinne Hayden estaban en la casa, y yo estaba mirando directamente hacia el cañón de la pistola en la mano de Corinne. Chris tenía una apuntando a Henry y la fría sonrisa en su rostro detuvo mi corazón.
Esto no era un sueño.
No éramos "Red Shirts" en una película o serie de televisión.
Había gente en la casa de Henry, personas con solo una cosa en sus mentes.
No eran vampiros, y yo no tenía estacas.
No eran súper villanos, y yo no llevaba chaleco antibalas.
Ellos no nos iban a ofrecer ninguna larga discusión acerca de cómo sus planes no serían frustrados.
De hecho, pronunciaron solo dos palabras.
—Digan adiós —dijo Corinne.
—¡No! —gritó Henry.
Todo sucedió muy rápido, pero recordaba cada segundo de ello como si hubiera sido grabado en mi cerebro. Hubo un destello de la pistola de Corinne. Al mismo tiempo, la puerta se abrió de golpe y oí la voz de Lo.
—¡CAVILL!
Henry estuvo delante de mí tan rápido que nunca lo vi moverse. Él estaba allí, bloqueando mi vista de Chris y Corinne justo cuando una explosión hizo que mis orejas zumbaran tanto que quedé sorda por un momento.
Entonces Henry estaba en el suelo a mis pies, y Lo y Mo aparecieron por la esquina de la cocina con armas en sus manos, gritándole a Chris y Corinne que bajaran las suyas.
Los segundos realmente podían durar toda una vida.
Había sangre en las baldosas, filtrándose a través de un agujero en la camiseta de Henry. Estaba segura de que no se encontraba allí hacía un momento.
Parpadeé un par de veces y sacudí la cabeza. Todavía no podía escuchar con claridad.
El cuchillo de cocina había caído de la mano de Henry y rebotado por debajo de la mesa.
—¿Henry?
Mo tenía a Chris en la alfombra cerca de la puerta de atrás, rodeado de vidrio, su rodilla en el centro de la espalda de Chris. Él estaba gritando acerca de ser cortado. Lo tenía a Corinne contra la pared, gritándole que dejara de moverse mientras apretaba las esposas alrededor de sus muñecas.
Parpadeé de nuevo. La cabeza de Henry rodó ligeramente hacia un lado, empujando contra mi pie.
Me arrodillé despacio, incapaz de comprender lo que estaba sucediendo a mi alrededor, y puse mi mano sobre su pecho. Ésta se puso pegajosa y el líquido rojo rezumó entre mis dedos.
No entendía de dónde venía.
—¿Henry? —deslicé mi mano bajo su cabeza, tirándola sobre mi muslo. Sus ojos se cerraron brevemente y luego se abrieron de nuevo, mirando hacia arriba pero sin ver nada. Puse mi otra mano en el costado de su rostro, manchando su mejilla con rojo.
Había gritos por todas partes, pero nada tenía sentido. Sentí frío y mi mente estaba en blanco.
Luces intermitentes.
Sirenas.
Había mucho ruido. Voces desconocidas hablaban de forma rápida y violenta mientras la sala se llenaba de gente. Me dolían las rodillas de estar en tal posición en el suelo de baldosas con la cabeza de Henry en mi regazo. Él estaba mirando hacia mí con los ojos en blanco, y su pecho subía y bajaba con respiraciones rápidas, ruidosas. Estaba temblando.
No... espera... yo estaba temblando mientras lo sujetaba.
Una mujer en uniforme azul estaba hablándome pero yo no podía comprender sus palabras. Un hombre vestido de blanco y verde se agachó delante mío y sostuvo la muñeca de Henry entre sus dedos.
—Por favor, señorita, necesitamos que retroceda.
Miré hacia el sonido de la voz del hombre, pero no me moví. Brazos se envolvieron alrededor de mis hombros, levantándome del suelo mientras el hombre sujetaba la cabeza de Henry y la ponía encima de una toalla doblada.
—¿Henry? ¡Henry!
—Te tengo —la voz de Lo estaba en mi oído, sus brazos encontrándose por sobre mis hombros, tirando de mí hacia atrás—. Respira, Chloe. Te tengo.
Más personas vestidas de blanco y verde se reunieron con bolsas en sus manos, bloqueando mi visión. Sabía en el fondo de mi mente que algo andaba mal, pero no podía entender lo que era.
¿Qué era eso rojo en el suelo?
¿Por qué Henry no se movía?
Mi cabeza se echó hacia atrás cuando todo me golpeó.
El cañón de la pistola apuntando directamente hacia mí. Los movimientos rápidos de Henry. La explosión. Henry en el suelo, cubierto de sangre.
—¡LE HAN DISPARADO A HENRY! —grité.
Frenética, traté de escapar de los brazos que me frenaban. Mis pies estaban débiles y se negaban a sostenerme de pie por más tiempo. La voz de Lo estaba en mi oído.
—Lo sé. Lo sé, nena. Ellos van a encargarse de él. Solo tenemos que dejar que hagan su trabajo.
—¡No! —continué luchando pero me estaba poniendo cada vez más débil.
Nada de esto estaba bien. Nada de esto tenía sentido. Esto no podía estar sucediendo. Mi visión periférica se ensombreció. Todo lo demás se puso difuso mientras los mareos me vencían. Ninguno de mis músculos respondía a mis órdenes mentales y empecé a caer, dejando que la oscuridad me rodeara.
*
Un momento más tarde estaba en el sofá de la sala de estar con una manta hasta mi pecho. Mis pies descansaban en la parte superior de una almohada y había una mujer vestida de verde arrodillada a mi lado.
—¿Chloe?
—¿Está despierta? —el rostro de Lo se alzaba por encima de mí.
—¿Puedes decirme tu nombre completo? —preguntó la mujer.
—Chloe Allison —contesté automáticamente.
—¿Cuál es tu dirección, Chloe?
La recité mientras trataba de levantar la cabeza y observar alrededor de la habitación.
—¿Dónde está Henry?
—Él está de camino al hospital —dijo Lo—. Escucha a la buena señora y luego te llevaré allí.
—Le dispararon —susurré. Lágrimas comenzaban a llenar mis ojos—. ¡Lo, ella iba a dispararme y él se puso en el camino!+
—Bueno, debes ser alguien muy, muy especial entonces, ¿no crees?
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Alarma
Teen FictionLos hombres malos no son su tipo, incluso si son magníficos y construidos como una pared de ladrillos, pero cuando se da cuenta que sus miedos pueden ser justificados... es demasiado tarde. ESTA NOVELA NO ES MÍA, TODOS LOS CRÉDITOS A LA AUTORA.