Capítulo 38

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"Supermercado"


—Leche, huevos, pimientos... -Decia Messi mientras movía el carrito y leía la lista que tenía en su otra mano.

—Chocolate. -Agregaba Papu.

—No lo dice acá.

—Pero lo vamos a llevar igual.

—Eso sería romper la ley

—Lo único que rompemos, son el culo de nuestros rivales.

Caminé de la mano con Dibu y me acerque al puesto de frutas. Saqué un par de bananas para hacernos licuados.

—¿Para qué querés bananas si ya tenés la mía?

Negué mientras agregaba las bananas en nuestro carrito.

—No quiero que otros coman de mi banana. -Le dije mientras le guiñaba un ojo.

Mitad de la selección estaba en el supermercado comprando para sobrevivir, cada habitación del hotel tenía una mini cocina. Cosa que me faltó notar. La puerta de esta estaba escondida en la pared como si fuera un interruptor de la luz.

Y como yo voy al baño hasta con la luz apagada, no me di cuenta.

Llegamos a la parte de la carnicería y fingi estar ofendida.

—No puedo creer que estos no tengan carne de Argentina, por Dios. -Negue obligando a Dibu a caminar.

—Quiero vino. -Decia Di María de atrás, lo miré y asentí. Caminé hasta el estante de vinos e intenté agarrar el vino que me había pedido.

—No llego Fide.

—Ay nena. -Escuche cómo se quejaba Dibu, lentamente me di la vuelta y le di una mirada asesina.

—No mido un metro sesenta porque yo quiera, corazón.

Obligué a Dibu que me cargara en los hombros para alcanzar el vinito. Pero el rechazó la oferta diciéndome de que podría caerme, así que los agarró él.

—Que hombre. -Le dije dándole un beso en el brazo.

Éramos cinco los que llevábamos los carritos. Observé cómo Taro caminaba distraído haciendo que chocara el carrito con una montaña de papel higiénico y la tirara toda.

—AH SOS UN PELOTUDO. -Le gritó Dibu desde atrás. Este sacó el carrito para atrás y caminó enojado hasta otra sección.

—Todo me pasa a mi loco, siempre.

Caminamos un poco más hasta llegar a la parte de lo dulce. Miré por lo lejos como Papu vacíaba todo el estante de chocolates mientras caminaba y caían en el carrito.

Messi aún trataba de descifrar que más nos faltaba en la lista.

Polito tenia en su mano un parlante y comenzó a reproducir una canción de cuarteto.

Se puso a bailar en el medio del pasillo junto con Paredes,  Enzo y Molina.

Un jefe de seguridad se dirigió hasta donde nos encontrabamos nosotros.

—Ay Dios.. -Susurre.

Empezó a levantarnos la voz mientras nos hablaba en árabe. Los chicos asentían cómo si entendieran.

—Agarrame los huevos y hacete un omelette. -Enzo le respondió, el policía sonrió y le dió unas palmadas en su hombro.

Se fue y los chicos siguieron con la música.

Llegó la hora de pagar los cincos carritos, lo bueno es que la FIFA se hacia cargo de todos nuestros gastos.

Acomodé las bolsas en mis manos y esperé a los chicos que estaban intentar ponerse cinco bolsitas por cada brazo.

—Delen que ya quiero llegar al hotel.

—Para cojer con el Dibu seguro.

—Tambien, pero quiero llegar ya.

Los chicos pudieron ponerse las bolsas y las dejaron en el baúl de la tráfic.

Me senté arriba de Dibu porque no había otro lugar en dónde una humana como yo, pudiera sentarse en asientos con monos como ellos.

El camino tenía bastantes piedras, haciendo que todos saltaramos en nuestros lugares y nos golpeemos la cabeza con el techo de la tráfic.

Me removí en mi lugar y sentí algo duro abajo.

Ay, pero.

—¿Ves lo que causas? -Me susurró en mi oído. Asentí lentamente.

Creo que me hizo un hijo.

𝑺𝑬𝑹𝑬𝑵𝑫𝑰𝑷𝑰𝑨//sᴇʟᴇᴄᴄɪᴏɴ ᴀʀɢᴇɴᴛɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora