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"Tres"

—RECIEN LA CONOCES Y YA LE METES LA PIJA.

Gritaba Dibu haciéndonos despertar a mi y Julian. Rasque mi ojo con cansancio.

Estaba con una remera del Manchester y en bóxer.

En otro momento me hubiera callado, pero es imposible.

Miré el reloj del teléfono y casi lo cago a trompadas.

—Como me vas a despertar a mí con gritos, A LAS SIETE DE LA MAÑANA. Estúpido.

Me metí abajo de las sábanas, aun escuchando como todos se quejaban del Dibu.

—¿VOS QUERES QUE ME MUERA ANTES DE MI ÚLTIMO MUNDIAL? DIBUJO ATAJANTE. -Claramente era la voz de Messi.

—PORQUE NO TE METES UN PITO EN LA BOCA, EMILIANO. -Ese era Taro. Me dieron escalofríos al imaginarme su cara. Se pone re loco.

Me di la vuelta y casi grito al ver lo que tenía al frente.

Lamentablemente,  -creo que lo lamento-, tenía de la cadera para abajo a Julian Alvarez, EN MI CAMA con un calzoncillo. No bóxer.

Ay mi amor, tan tímido él.

Era tan normal que se hablen a los gritos.

Saqué la sábana de arriba mío y me senté en la cama, estaban todos con una remera y en boxers. Menos Papu que estaba sin remera y un bóxer.

Miré a Juli y le sonreí.  Él se volvió a sonrojar.

Ay mi vida, es un pan.

Me levanté y caminé hasta el baño. Sentí como el short del pijama se había levantado un poco. Era demasiado tarde para acomodarlo.

Ya estaban silbando.

—No la miren mucho, che.

—Ay cállate Dibu. -Le respondía Papu.

—Sí las pijas fueran ladrillos, tu culo sería un castillo.

Los chicos estallaron en risas, al igual que yo mientras que entraba al baño.

—Le dicen.... Romeo. —Papu ahora decía.

Podía escuchar como susurraban cosas y se tentaba a full.  También escuché como la puerta fue abierta de mi habitación y el ruido de las escaleras.

Me lavé los dientes y salí. No había nadie en la habitación.

Me fui a los bolsos de los chicos y busqué una buena remera para ponerme. Ninguno tenía una linda.

No me quedó de otra que abrir el bolso de Dibu y buscar una.

Saqué una negra vans y me la puse.

ME LLEGABA HASTA ABAJO DE LAS PIERNAS.

Si es una jirafa el pibe.

Me puse una biker negra corta y mis crocs blancas.

Bajé las escaleras mientras rezaba un padre nuestro rogándole a Dios, que no hagan ningún desastre.

Escuché como una olla se caía.

Corrí hacia la cocina y vi como Messi, Polito, y Kun cocinaban lo que venía a ser el desayuno.

Messi se dio la vuelta primero y me analizó.

Abrió sus ojos y gritó;

—DIBU, MIRA ESTO.

Con lo chusma que es Papu, fue el primero en entrar por la puerta. Seguido por el que esperábamos.

—Qué pas...

Se quedó un rato analizandome y juro que me sentí intimidada.

1. Mide tres metros y yo literalmente, estoy más plantada que una planta en el pasto.

2. EMILIANO MARTINEZ ME ESTA MIRANDO.

3. Es re lindo.

—¿Qué miras? -Lo único que pudo salir de mi boca.

—Lo bien que te queda mi ropa, Dios. Quedatela si queres.

Parecía hipnotizado.

Sonrojada, caminé hasta donde él se encontraba y lo abracé. Un poco más y me ponía el pito en la cara con lo alto que es.

Él puso sus manos por debajo de mis brazos y me alzó haciendo que enganche mis piernas en sus caderas.

Y así estuvo toda la mañana. No me soltó por ningún momento. Hasta cuando nos sentamos a comer me obligó, prácticamente, a estar sentada como antes.

—Pobre chica, lo que debe sufrir con ustedes.

Miré a Lo celso y asentí tan rápido como pude.

—Que te haces, Iris. Después andas a los abrazos.

Alcé mis hombros al escuchar la respuesta de Polito.

—A vos ya no te da abrazos. -Le dijo Dibu mientras comía de su huevo revuelto.

Unas ganas de comer de su huevo.

Digo..

—Oportunidad tuve.

—Por algo será que es "Tuve" y no "Tengo".

Todos dijeron "Uuh" al unísono generando un ambiente más tenso.

—Mira, no me vengas a hablar de...

Ya se había parado y su dedo señalaba al Dibu. Todos nos quedamos duros como estatuas al ver por la puerta que entraba mi papá.

Miró extrañado a todos y después su mirada se dirigió hacía mí y Dibu.

—Te doy tres segundos Martinez.

𝑺𝑬𝑹𝑬𝑵𝑫𝑰𝑷𝑰𝑨//sᴇʟᴇᴄᴄɪᴏɴ ᴀʀɢᴇɴᴛɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora