Capítulo 45

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¡CAPITULO CON ESCENAS 18+!

"Molina y su pelotudez"

Me senté en el sillón de al frente y crucé mis piernas. Saqué los mechones de pelo que estaba en mi cara y apoyé mis manos en mi rodilla.

Respiré hondo y hablé.

-Fueron ellos. -Dije rápidamente señalando a dónde estaban los chicos. Ellos estaban metiéndose la comida en la boca, y se quedaron trabados en el aire.

Era la verdad.

—Yo estaba fuera cuando pasó, no sé por qué ellos compraron un TEST DE EMBARAZO. -Gire los ojos.

Messi se fue deslizando en su silla hasta estar abajo de la mesa, Papu levantó sus hombros mientras tomaba de su copa, Enzo y Dibu dejaron su brazo con la cuchara del postre en el aire.

—Por las dudas si se pincha el forro cuando estés cogiendo con el Dibu, Boluda. -Gritó Molina desde el baño.

No si yo lo voy a matar.

Papá abrió los ojos y levantó una ceja.

Molina salió del baño con una toalla en la cabeza, se quedó estático en el lugar observandonos cómo estábamos sentados en el sillón.

Caminó lentamente hasta atrás, era su única escapatoria.

—¿Cómo si, "Cojes con el Dibu"?

Levanté mis manos y los hombros.

—No te hagas la boluda, Iris.

—¿Qué te dije de las malas palabras, lio?

Entrecerró sus ojos y se paró para irse directo a la puerta.

—¿No vas a decir nada más?

—Ya sos grande, sabés lo que está bien y lo que está mal. -Me dió una sonrisa cansada y se fue.

Me di la vuelta lentamente y los miré con cara asesina.

Al rato se me pasó y me tiré arriba de Dibu. Sus manos masajeaban todo mi abdomen y de vez en cuando daban pequeñas palmadas cómo si fuera una batería.

Mi mano estaba en su cuello, acariciandolo hasta llegar a su nuca y pasar toda mi mano por su pelo.

Bajó una mano hasta mi cadera e hizo presión para que mi cuerpo bajara.

En efecto, lo sentí a todo.

—Ay. -Dije en un susurro de la impresión, una risa salió de mi boca.

—Es hora de calmar a esta bestia.

Se paró y me dejó en el piso, me agarró la mano y caminamos hasta la puerta. Los chicos empezaron a silbar. Les saque el dedo del medio y la lengua.

—¿A dónde vamos? -Mire todo su cuerpo que se encontraba adelante mío. Que hombre.

—Sh, vos mira.

Llegamos hasta su habitación y abrió la puerta, rápidamente la dejó con llave. Fue hasta el baño y sacó un poco de papel para ponerlo en la cerradura.

Frunci en el ceño. Yo estaba en la mitad de la habitación observando cómo él caminaba de un lado a otro.

—¿Por qué tantas cosas en la puerta?

—Los chicos son más chusmas que Yanina Latorre.

Reí y me acosté en la cama boca abajo.

Después de un rato sentí como la cama se hundía, su cuerpo choco con el mío y sentí su respiración en mi cuello.

𝑺𝑬𝑹𝑬𝑵𝑫𝑰𝑷𝑰𝑨//sᴇʟᴇᴄᴄɪᴏɴ ᴀʀɢᴇɴᴛɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora