(52)

1.4K 68 1
                                    


— EMMA —

— Mirad lo que pone en el diario — empezó Pope a leernos — 15 de agosto. Zarpamos de Puerto Príncipe con aguas tranquilas. Nos cruzamos con el navío español San José ardiendo. Toda la cubierta estaba en llamas y se oían gritos de socorro. Al capitán solo le preocupaba una cosa, su valiosa carga: la cruz de Santo Domingo e innumerables lingotes de oro. Quisimos ayudar a la tripulación, pero Limbrey nos ordenó sacar las bayonetas y no dejar que nadie subiera a bordo. Les robó y los abandonó a su suerte —

— Osea, que no se hundió en las Bermudas — resumió JJ

— La robó un Limbrey, para variar — dije

— Esto demuestra que tanto el oro como la cruz estaban en el Royal Merchant —

— ¿Por qué no estaba en el pozo? — preguntó JJ — Me refiero, sí Denmark pudo llegar ese pedazo de cruz desde el Merchant hasta la orillas, ¿por qué no la escondió con el oro? —

— Era demasiado grande — murmuró John B

— Exacto — asintió mi mejor amigo — La escondería en otro lugar —

— ¿Dónde? — preguntó Ki

— Antes de que lo ahorcaran, Denmark Tanny enterró el tesoro a los pies del ángel —

— ¿Y la llave entonces qué pinta? — preguntó JJ

— Eso. ¿Cuál es la relación? — añadió la morena

— "El camino comienza en la sala de la isla" — recordó Pope

— Pero, ¿cuál es la sala de la isla? —

— ¿Sabéis qué me ayuda a aclararme? — espetó JJ levantándose del sofá

— A ver, ¿qué? — le miré

— Fumar cerveza y beber hieras. Las ideas fluyen solas. Si seguimos aquí dándole vueltas, nos vamos a quedar igual. Pero, si nos podemos creativos y vamos a la hoguera de esta noche, quién sabe —

— Bueno, a mí me acaban de desheredar — habló Ki — Ya me da igual todo, no tengo nada que perder —

— ¿Pope? — miró el rubio al chico

— Casi lo tenemos —

— Mira. Piensa en todo lo que se te ocurrirá si descansas ese cerebro tuyo — le intentaba convencer

— Está bien —

— ¡Genial! — exclamó John B

— Espera, una birra antes de irnos —

La noche cayó en seguida, justo cuando llegamos a donde se iba a hacer la fiesta. La hoguera, una tradición en Outer Banks. Siempre caía en el mismo finde. Iban todos. No se la perdía nadie. Tras encontrar una fortuna y perderla, además de haber tenido nuestros problemas con la poli y demás, me alegraba poder volver a estar aquí con mis amigos de toda la vida.

— Te echaba de menos, tío — empezaba ya a beber John B enganchando del cuello de JJ, también empezando a beber

— Me niego a hacer de canguro esta noche, ¿eh? — les amenacé

— Tranqui, tu bebe — cambió el hombro de JJ por los míos y me dijo: — Me mira y me suelta: "se acabó" —

— ¿Quién? —

— Sarah —

— John B vio a su padre saltar por los aires. Dale un respiro —

— Tu también —

Outer Banks                                                         [JJ Maybank]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora