Outer Banks [JJ Maybank]

(35)

— EMMA —

— Si pilota para Ward, debe de ser alguien discreto — decía Pope — ¿No sabes de nadie? — me preguntó y yo negué

— Pues lo hacemos a mi manera — comentó JJ cargando la pistola

Mis dos mejores amigos se dieron prisas a negar y decirle que coño hacía mientras yo seguía pensando en quién podría ser el puto piloto.

— Vamos a lo que vamos. Si no, olvidaos — les dijo el rubio

— O le tiramos de la lengua — propuso Pope tomando mi atención

— ¿Qué? — le pregunté quitando mi vista de la ventana

— Le tiramos de la lengua. Pongo mi móvil en su coche y lo escuchamos por tus AirPods. Di algo — me pidió acercándome su móvil

— Algo —

— Algo — repitió el altavoz

— Vale, tenemos sonido — dijo Pope dejándome con los ojos abiertos

Llegamos a uno de los barrios bajos de Outer Banks, donde solían vivir los de clase media que no se consideraban Kooks pero tampoco tan pobres como para vivir en el arrabal. Pasamos un par de casas sin detenernos hasta que llegamos a una con el tejado bajo y la fachada blanca, algo sucia; había un coche aparcado de color negro, lo que nos indicó que posiblemente estuvieran en casa. Creíamos saber quién era el piloto y cual era su casa ya que me sonaba de haber ido alguna vez de pequeña.

— Creo que esa es su casa — le dije a Ki mirando hacía mi izquierda

— Pita o grita o algo si ves cualquier cosa sospechosa — le dijo Pope a la morena desabrochándose

— No hagas nada peligroso — le dijo ésta

— Yo no soy JJ —

— Muy gracioso, Pope. Me encanta hacer de sujetavelas — me miró — A no, que yo si tengo novia — sonrió para acto seguido lanzarse a comerme la boca sin impártale la presencia de Ki

— Perfecto — murmuró ésta mientras JJ y yo seguíamos enrollándonos

— No seamos malos — le susurré a mi novio rozando nuestros labios. Éste se quejó cuando fui a separarme y me apretó contra su cuerpo por la cintura, nos estuvimos besando durante un par de minutos más y después, por la falta de aire, nos separamos. Miré sofocada a JJ, quién me miraba igual, y le quité la gorra para ponérmela yo. Besé una última vez sus labios hinchados por nuestros besos anteriores y centré mi atención en mi mejor amiga que miraba atenta la casa

— ¿Cómo va todo con Pope y tal? —

— Bien —

— ¿Sí? Qué bien — la sonreí

— En la cama, ¿no se te hace raro que sea Pope? — preguntó el chico a mi lado ganándose un codazo por mi parte

— ¿Por qué lo preguntas? — se giró para mirarlo Ki

— Por curiosidad. Por darte conversación —

— ¿Y no se te hace raro a ti que sea Emma? — le preguntó Ki para, después de expresión de reproche hacía ella, mirar de nuevo hacía la casa

— Siempre me lo he imaginado, así que no — me miró pícaro respondiendo a la pregunta de la morena

— Que gilipollas — sonreí antes de volver a enrollarnos como si nada

— ¿John B lo hace mejor? — preguntó de repente

— ¿Qué? — preguntamos Ki y yo al mismo tiempo