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JJ MAYBANK.

Miré a Emma desde el sofá. Sonreí y reía junto a Lucía, Pope y Cleo mientras jugaba a no sé que juego de cartas. Kie, a mi lado, tocaba unas notas en su ukelele. Volví a mirar a Emma...

«Esto no puede quedar así» pensé mirando a la chica de la que llevaba, prácticamente, toda mi vida enamorado.

«No pienso quedarme aquí viendo como el amor de mi vida se va a alejando poco a poco por mi culpa».

Me levanté decidido.

— Emma... — ésta me miró — ¿Podemos hablar? —

— Imposible. Voy ganando, no pienso dejarlo ahora —

— Es importante — insistí

— No más importante que jugar a la Pocha —

— Tu lo has querido —

Caminé hasta ella, la levanté de la silla y la subí a mi hombro como un saco de patatas.

— ¡JJ! — chilló — ¡Bájame! — se removió

— Necesito que hablemos —

— ¡No quiero hablar contigo! Pensé que te quedó claro el otro día —

Salimos de la casa y la llevé hasta el muelle, donde pudiéramos hablar tranquilos.

— Ya sabes que soy muy cabezota —

— Y tanto — balbuceó — ¡Bájame ahora mismo! —

— ¿Quieres que te baje? —

— ¡Sí! —

— ¿Segura? —

— ¡Sí! —

Hice el ademán de que la soltaba sobre el agua. Emma chilló y sujeté con más fuerza.

— ¡Suéltame en el muelle! ¡En la madera! —

— Ahora sí. Es que tienes que ser más específica — le dije dejándola sobre el suelo

— Vete a la mierda — puso los ojos en blanco y frunció la nariz

— ¿Podemos hablar? —

— ¿Me dejas irme? —

— No —

— Pues nada. Habla —

— No sé cómo empezar esto, yo... Lo siento, Em. No sé que me pasó, fui un completo gilipollas... Estoy enamorado de ti, Emma. Desde que te vi por primera vez, desde que nos escapábamos juntos y dormíamos en el bote de tu padre, desde que me metiste aquel primer gol, desde que cogiste tu primera ola... Emma, te hecho de menos —

— Me dejaste sola, JJ —

— Lo siento, yo... Joder —

Me acerqué a ella y, despacio, posé una mano sobre su mejilla. La acaricie y disfruté de su tacto cálido y de como sus ojos se cerraban y dejaba caer la mejilla contra mi mano.

— JJ... —

— Emma, te amo —

— ¿También me querías en la isla? —

— Te llevo queriendo diecisiete años —

Sus ojos azules encontraron los míos, después bajaron a mis labios y, cuando pensé que me estaba perdonando, se apartó.

— JJ, quiero creerte. De verdad que sí, pero... Estuve un mes sola en esa puta isla — fruncí el ceño — No sentía que tuviera a mi hermana,... — tragó con dificultad —... no sentía a mis amigos, no sentía a mi novio... No sentía a mi familia. Me pasaba los días sola en mitad del bosque intentando calmar mi ansiedad sola porque os veía a todos tan bien que no quería molestaros con tonterías... —

— Eso no es ninguna tontería —

— ¡Yo sentía que lo era! La ansiedad, las pesadillas, las putas voces... — sus ojos se llenaron de lágrimas — No sentía que tuviera ningún hombro en el que llorar y desahogarme... —

— Siempre tendrás mi hombro, Barbie —

— ¡Estás tan pendiente de Kiara qué te olvidabas que tu novia estaba mal! ¡Qué no dormía, no comía, no me salía la voz por todo lo que lloraba cada día! ¡Cada... Cada noche...! Cada noche soñaba con que te ibas con Kiara a... no sé a dónde y no volvíais hasta la mañana siguiente. Se veía tan real que me era imposible volver a cerrar los ojos y no imaginaros... Ya sabes —

— Barbie... —

No sabía que decir o qué hacer. Tenía razón, la había dejado sola en uno de sus peores momentos y no me había dado ni cuenta.

— Lo siento tanto — di un paso adelante intentando acercarme más a ella, a su cuerpo — Fui un mal novio, un mal amigo... No sé que fue lo que me pasó en esa isla pero ahora... Ahora sé que te necesito cómo el aire para respirar y si me das la oportunidad, no volveré a fallarte... —

Cruzamos miradas. Quizás fueron imaginaciones mías, pero vi como elevaba la comisura derecha. Dio un paso a hacía mi y, por inercia, yo di dos hacia ella. Podía oler su perfume, su olor; podía sentir su calor, su cuerpo erizándome el vello...

— JJ... —

Casi podía oír como salía la frase que me perdonaba por sus labios carnosos y rosados.

— Te quiero... —

Sonreí ampliamente antes esas dos palabras. Me incliné para besarla, después de tantos días, poder besarla de nuevo era en lo único que podía pensar.

Nuestros labios chocaron, rodeé su cintura con mis padres y la pegué más a mí.

— Eres mi droga, Barbie —

Quizá por eso no me había dado cuenta de que ella no me seguía el beso. Tampoco se había movido, no había colado sus dedos por mi pelo como solía hacer.

Me separé unos centímetros, buscando algo en sus ojos azules que me diera una respuesta.

— Lo siento, JJ —

Fue lo único que me dijo.

— Em...

— No puedo —

De un momento a otro, empezamos a escuchar gritos de dentro de la casa, la cual estaba empezando a arder.

— Dios mío — balbuceó Emma — ¡Lucía! —

Ésta empezó a correr hacía la casa gritando los nombres de nuestros amigos.

— ¡Emma! — la agarré de la cintura deteniéndola — No podemos entrar ahí —

— ¡Tenemos que ayudarles! — chillo removiéndose entre mis brazos

Entonces todos salieron por la puerta trasera. Entre abrazos, lágrimas y gritos observamos como la casa en la que habíamos pasado casi toda nuestra infancia y adolescencia se derrumbaba por el puto fuego.

Outer Banks                                                         [JJ Maybank]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora