Outer Banks [JJ Maybank]

(89)

JJ MAYBANK.

— Deténgase, por favor —

— Mierda —

Detuve la furgoneta a la entrada del Kitty Hawk y bajé la ventanilla cuando se acercó un cachas muy serio.

— ¿Qué tal? — le saludé con una sonrisa

— ¿Puedo ayudarle? —

— Hola, señor. Soy el hermano de la conserje Laura. Iba a dejarle uno de estos paquetes. Será rápido. Lo juro, entro y sigo — miró al otro cachas un poco más adelante — ¿Está bien? —

— Sí, adelante —

— Muchas gracias. Que tengan un buen día —

Seguí el camino hasta que pude aparcar. Eché un vistazo a mi alrededor para analizar el terreno y me detuve en un hombre de brazos cruzados que debía de ser uno de los que vigilan a los chavales.

— Hola, señor — le saludé — Estoy buscando la oficina. ¿Hay una cabaña principal o algo así? — me señaló hacía su izquierda — ¿Una cabaña principal? ¿Por ahí? Se lo agradezco —

— Por ahí —

Caminé por donde me dijo hasta que vi un cartel en el que ponía "Oficina". Dentro había una mujer no muy mayor tras su escritorio.

— ¿Qué tal, señora? —

— ¿Puedo ayudarte, hijo? — me preguntó mientras luchaba contra la puerta para poder cerrarla

— Tengo un mensaje para una de sus campistas — pensé que lo mejor era la sinceridad — Se llama Kiara Carrera. Está aquí, ¿no? —

— Lamentablemente, no podemos hacer eso. Ni siquiera deberías estar aquí —

— Es solo que es muy importante. ¿Puedo sentarme? — le pedí pensando a toda velocidad que podía inventarme — Un asunto muy importante —

— Seguro que sí, pero tenemos una política —

Entonces, vi una foto de un gato negro enmarcada sobre la mesa.

— Nada de contacto con el mundo exterior por seis semanas —

— Claro. Señora. Es un asunto familiar y soy pariente de ella. Soy su primo — inventé — sé que tienen una político y todo eso, pero pasó algo hace poco — balbuceé — me estoy poniendo sensible. Debería irme — empecé a sollozar — Lo siento. No debería estar aquí, como dijo — me levanté y caminé hacía la puerta — La dejaré en paz. Pero, antes de irme, ¿podría decirle que... Marley murió? —

— ¿Quién es Marley? — me preguntó con curiosidad

— Es su mejor amigo. Una cruza de siamés y fue muy repentino — dejé que se me cayera una lágrima — El cartero venía... a 65 kilómetros por hora, así que... — chasqueé los dedos — Está en un lugar mejor ahora, pero ¿podría decírselo por mí? Se lo agradecería — ésta asintió con los ojos brillosos y festejé por dentro — Gracias, señora. Tenga un buen día —

Me marché de la cabaña y me escondí tras otra caseta para ver como la mujer, acompañada por otro cachas (¿cuántos cachas había en este lugar?), entraba en una de las casetas

NARRADOR OMNISCIENTE.

Mientras los Pogues se decidían entre esperar a JJ y Kiara, Lucía se enteraba de algo que su mejor amiga nunca le había contado.

— Mamá, es que no me apetece ponerme a pelar judías verdes — se quejaba la castaña

— Bueno, dime entonces. ¿Qué comemos de primero? —