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— JJ —

— Sigue hasta la zona de traslados — me decía el agente que estaba en el control revisando el interior de la ambulancia con una linterna

— Entenido. Gracias —

Avanzo unos metros hasta que me detengo al lado de la puerta de la enfermería.

— Subidlo — le digo a la mujer que hay esperando en ésta

— ¿No bajas a por tu paciente? — me inquirió y de nuevo esa cara de gilipollas

— sí, claro que bajo a por mi paciente — le digo enseguida con una sonrisa

— Pues venga —

— ¿Qué pregunta es esa? — me digo a mi mismo mientras saco la llave de contacto — ¿Cómo no voy a bajar a por él? —

— Y ¿Ricky? — me vuelve a preguntar la mujer

— ¿Ricky? De baja por intoxicación. ¿Te suena el Ming Dinasty junto a la autopista 25? Los rollitos lo han dejado para el arrastre. ¿Y el paciente? — preguntó

— Se ha caído. Está consciente, pero ortostástico — me explica — Linfoma en fase 4. Lleva tres meses de quicio intermitente —

Y una vez más esa cara.

Dejó de remover sobre mi dedo las llaves y miró al agente llevando en una silla de ruedas a un hombre con el mono naranja y la mirada pérdida hacía el suelo. Le miró unos segundos y después me vuelvo hacía el reloj de pared. Las 11pm. en punto.

— ¿No tenéis ningún paciente más esta noche? — les preguntó

— ¿Por qué? ¿Quieres llevarte a varios? — ríe la mujer

— Vamos, sí hace falta. A eso me refiero — miró unos segundos hacía la puerta esperando a que de repente apareciera John B. Me vuelvo a girar hacía la mujer que ahora está de brazos cruzados — No sé por qué pensaba que mi paciente tenía apendicitis. ¿No? Vale —

— No hay ninguno más. ¿Tú de dónde venías? —

Por unos segundos se me cerró la garganta pero enseguida me recuperé.

— Del condado de Dare — me acerqué hacía ella de nuevo girando las llaves sobre mi dedo

— Pues yo trabajé allí. No me suenas —

— Será lo rápido que he ido ascendiendo. Me encantaría charlar, pero tenemos prisa. Hay que llevarlo al hospital — me acerqué a abrir la puerta de la ambulancia. Algo se me ocurriría

— JJ, ¿eres tú? — balbuceó el hombre

— le miré por encima del hombro — El tío está flipando — intenté meter las llaves en la cerradura pero me estaba equivocando — Me lío con las de New Bern. No, esta no es. Creo que es... Ya está — les sonreí — Vamos a subirlo —

El agente me ayudó a hacerlo y me volví a girar hacía la mujer.

— ¿Y tu compañero? — me preguntó ésta

— Te lo he dicho, los rollitos —

— ¿Y qué pasa con él mientras conduces? —

Me quedó un par de segundos pensando en otra mentira nueva.

— Me han dicho que podía conducir el agente —

— No, es un recluso. Tengo que ir con él — me dijo éste

— Un momento agente: ¿se va a hacer responsable de que no pueda atender a mi paciente? ¿Es eso? Mírelo bien: ésta débil, flojo y pálido que te cagas. Tengo que curarlo y tal para que no la palme — me subí a la ambulancia mientras le lanzaba al hombre las llaves — No querrá ser responsable, ¿verdad? Vale, en marcha —

Outer Banks                                                         [JJ Maybank]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora