Capítulo 4

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Hola bolasss gracias por leerme y votarme.

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—Hmn—hace un esfuerzo titánico por permanecer estoico, hasta que recuerda un detalle importante. —¿Sakura?

—Oh, sí—ríe zorruno mientras analiza lo que hace Sasuke—Ya me corresponde' ttebayo.

¿En qué maldito momento la Haruno comenzó a interesarse en el idiota? Si hasta donde se había quedado, le seguía maltratando y juraba amarlo a él.

—Ya veo—verbaliza simple, pero a alguien como Naruto, que lo lee cuál libro abierto, los sutiles cambios en el rostro frío no pasan desapercibidos. —¿Entonces Hinata?

El rubio no puede creer que el mismísimo indiferente Uchiha le esté cuestionando respecto a su vida sentimental, de verdad que Sasuke lo tomaba como idiota o ya no sabía controlar sus emociones. Esa era una buena señal, indicaba claramente que la autoestima del pelinegro comenzaba a mermar lentamente, la inseguridad hace a la gente cometer locuras, la inseguridad hace a la gente aceptar cualquier cosa, la inseguridad es el segundo paso para romper a las personas, porque el primero eran las atenciones exageradas, las cuales a él le salían de maravilla.

—Si—gesticula falsamente anhelante—Después de lo de Pain, me di cuenta de que nadie me iba a amar tanto como la dulce Hinata.

¿La dulce Hinata? ¿Qué demonios?, él no recordaba mucho de esa mujer, lo único de lo que estaba seguro, era de haberla visto algunas ocasiones cuando eran el equipo 7 y esta espiaba a Naruto todo el tiempo.

Y había que aceptarlo, Hinata era el prototipo de mujer que sería una excelente esposa. Hasta se podría imaginar lo cliché de la situación. El idiota convertido en Hokage y felizmente casado con la cálida y tierna Hyuga, quien le esperaría en un amoroso hogar donde cenarían juntos después de un largo día de trabajo, para luego ir a dormir y acurrucarse, completando la fina estampa, un mocoso rubio, hijo de ambos que sería tan o más estúpido que Naruto. No pudo evitar la mueca de asco que arruga sus etéreas facciones.

—¿Y qué hay de ti teme? —interrumpe las importantes reflexiones—¿Planeas renacer al clan Uchiha? —indaga porque realmente le interesa saber más de lo que su risa boba demuestra.

—No hay nada que pueda valer la pena en estos ojos...—la honestidad es brutal.

Y es verdad, desde hace mucho tiempo que el ex renegado dejó de lado la meta que de niño se propuso más allá de la venganza. Nacer con la línea sanguínea familiar que les brindaba el sharingan, era más una maldición que una bendición. ¿Para qué querría hijos? ¿Para que fuesen estigmatizados y perseguidos por ser Uchihas?, y que encima cargarían con los errores cometidos por su padre en el pasado.

El resto del día permanecen charlando sobre distintos temas; la aldea, jutsus, técnicas, tipos de entrenamientos que los llevaron a perfeccionarlas y otras curiosidades típicas de dos grandes camaradas que parecen nunca haberse separado. 

Esta primera tarde en convivencia con el ninja rubio le hace confirmar que no quiere volver a estar solo nunca más. La vulnerabilidad que en esos momentos lo desarma, le hace sentir dudoso de todo lo que ha conocido en esta vida, le hace sentir dudoso de su propia existencia, lo único real en su presente, es Naruto y quiere conservarle a costa de lo que sé necesario, a costa de lo que tenga que hacer. No volverá a visitar la oscuridad nunca más, la sola idea le hacía querer morir.

La noche llega pronto y es hora de partir a casa, los cuatro anbus encargados de cuidar al vengador intercambian algunas palabras con el héroe de Konoha para luego verlo partir.

Esa noche Sasuke no duerme. Sus pensamientos alrededor del rubio están convirtiéndole en una persona compulsiva, inestable, perturbada y solo llevaba un día de convivencia completa con él.

Pronto ese limbo mental en el que no te encuentras dormido ni tampoco despierto, le hace tener ideas que hasta ese momento no se había planteado. Naruto lo cuida el día completo, sabe de fuente directa que este ha tomado algunos meses de "vacaciones", pero cuando retome misiones, permanecerá menos tiempo del día con él, sin contar las noches que no lo verá. Eso le deja tiempo libre al rubio, tiempo libre en el que puede ser cortejado. Se revuelve en su futón ante las posibilidades, ¿Pero qué diantres estaba pensando? ¿En cuidarle el culo al idiota?, él no tiene nada que ofrecer al rubio, nada que pueda competir con una relación amorosa, él solo tiene el supuesto lazo que les une. ¿Cómo podrían competir los sentimientos amistosos con los sentimientos que causa un enamoramiento?

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En el maltrecho departamento una sonrisa de oreja a oreja acompaña la trigueña faz, tan atractiva, tan enfermamente radiante.

Engulle su comida ultraprocesada. Las cosas están sucediendo más rápido de lo planeado. Lo primero es dar a manos llenas y no solo a nivel económico sino también a nivel emocional, sobre todo a alguien que nunca recibió afecto incondicional, porque si bien en alguna época el Uchiha conoció el calor de una familia, Naruto está seguro que lo olvido en el momento en que su clan fue masacrado.

Darle afecto no es algo que finja, realmente le nace hacerlo, aunque eso implique aprovecharse de sus más profundas heridas. Una vez que el motivo de sus desvelos esté acostumbrado a recibir a manos llenas, comenzará a retirar sus afectos de a poco, quebrándole por medio de sus propias inseguridades. Después de todo, Sasuke Uchiha solo conoce el amor condicionado al dolor.

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Dormito a ratos por lo que la noche fue de perros. Realiza su metódica rutina, la cual consiste en desemperezarse, tomar una ducha, ordenar y realizar su desayuno. Va por el último paso de su organizado ritual, cuando llaman a la puerta. Debe ser Naruto.

—Sakura.

—Buenos días Sasuke-kun—reverencia un poco y con una sola mirada, el otro puede leer el temor y la desconfianza en los hermosos orbes de jade, en los que alguna vez pudo observar un brillo especial hacia él—Yo... Yo quería saber si ya llego Naruto.

Observa el profuso carmín que arrebola las delicadas mejillas al pronunciar el nombre del idiota y sabe que en otra ocasión le parecería hasta gracioso, pero en ese preciso instante le desagrada y le enfada más el aroma a ramen casero que desprende el recipiente que la chica toma en su femenina mano con tanto esmero.

Continuará ....

AMBIVALENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora